El contrato adjudicado por el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC’s) por más de UN BILLON DE PESOS, para llevar los servicios de comunicación digital a siete mil (7.000) escuelas públicas y colegios oficiales de las zonas más apartadas del centro del país, constituye el mayor acto de corrupción descubierto durante la administración del presidente Iván Duque.
No se poder ocultar el sol con las manos y los parlamentarios que defienden a la ministra Karen Cecilia Abudinen Abuchaibe son unos desvergonzados, que hacen como los gatos, abrir un hueco para depositar sus miasmas y que el país nacional se olvide de los procedimientos pecaminosos que se dan silvestres al interior del Capitolio Nacional, recinto sagrado de la democracia.
Según el jefe de la oposición al gobierno, senador Gustavo Adolfo Petro Urrego, “A Abudinen la puso allí el clan Char que controla Cambio Radical y la mayoría liberal. Sin ellos, Duque no tendría mayoría en el Congreso de la República”. Los negocios de la familia Char, en materia de contratación oficial, han sido tan grandes, que se convirtieron en una gavilla que le coloca las espuelas al gobierno nacional, para quedarse con los grandes negocios del Estado en gran parte del país.
Lo más preocupante y sorprendente de este debate es que el señor Presidente de la República se haya apresurado a defender a la ministra Karen Cecilia Abudinen Abuchaibe, quien afirma haber obrado con total transparencia y que por eso su conciencia está limpia. “No fui yo la que se robó la plata ni mucho menos la que propició que esa corrupción se diera”, aclaró la ministra Abudinen, que pertenece a una familia de negociantes costeños.
La jefa de la cartera de las telecomunicaciones les respondió a los congresistas del PARTIDO VERDE que piden su renuncia y les dijo que se ha hecho responsable de este hecho desde que se conocieron las irregularidades y que se han presentado todas las pruebas a las entidades de control y de justicia para que tomen decisiones en este caso. “Mi responsabilidad política consiste en destapar la corrupción dentro y fuera del ministerio. Responsabilidad política es lo que estoy haciendo hoy. A todos los he mirado a la cara sin temor. No hay nada más importante que la conciencia. La verdad siempre está a favor de quienes actuamos de esa manera”, afirmó la ministra.
Para ciertos funcionarios oriundos de la Costa Atlántica, ‘lo que en el interior de Colombia se denomina PECULADO, en Barranquilla es un hecho común y corriente, exigir la PRIMA DE ÉXITO’. Ahora la corrupción se llama también ‘Prima de corretaje’, algo parecido a la audacia en los negocios.
‘Es otra cultura, las del derecho de corretaje que, en el caso del contrato de las redes y plataformas digitales para las escuelas públicas y colegios oficiales de la COLOMBIA PROFUNDA, de las regiones más apartadas del país, robarse setenta mil millones de pesos no lo consideran un delito sino un ‘acto de inteligencia y de audacia’.
En el departamento de Santander la corrupción también llegó hace mucho tiempo a la contratación oficial y casi todos se arropan con las mismas cobijas. ¿Cuánto pagaron a la empresa contratista CONALVÍAS por las obras de construcción de la represa del río Tona para mejorar los caudales del acueducto de Bucaramanga? ¿Que habrá dicho la flamante junta directiva de la compañía oficial, que está integrada por selectos miembros de la clase dirigente del departamento?
A ese escándalo le echaron tierra hace mucho rato y nunca, durante la administraciones de los ex goebernadores anteriores. que hoy son dueños del movimiento Gordiflaquistas y de la actual gobernación del Cauca , que era tan celoso con la contratación oficial, se dijo nada a pesar de haber creado el Movimiento de Anticorrupción, bajo cuyas banderas quiere elegirse uno nuevamente congresista y el otro busca llegar a la cámara .