La instalación de la tercera legislatura del Congreso arranca en medio de sombras. El escándalo de la Ungrd, que ha salpicado a congresistas de diferentes partidos, ha puesto en entredicho la gestión de los proyectos en el Salón Elíptico, generando el mismo tufo de corrupción que tanto prometió vencer el actual gobierno.
De acuerdo con varios analistas políticos el gobierno del presidente Gustavo Petro se juega el último año en que tendrá maniobra política en el Legislativo, pues la cuarta legislatura es considerada como un espacio meramente electoral y donde cada partido se mueve de acuerdo con esto.
No obstante, las relaciones del Ejecutivo y el Capitolio no han sido las mejores durante la era petrista, y aunque al principio hubo una especie de luna de miel con una coalición amplia, esta fue derivando cada vez más en un vaivén de gobernabilidad que hace que el Parlamento apruebe algunas iniciativas oficialistas mientras que otras, quizá las reformas más importantes, se hundan.
Lo cierto es que el escándalo que crece en torno a la Ungrd como herramienta para buscar el favor de parlamentarios golpea por igual al Gobierno y a los partidos políticos, más allá de la discusión planteada sobre si se trata de gestión parlamentaria o de hechos de corrupción.
“El testimonio de Olmedo López, integrante del Polo Democrático y el Pacto Histórico, es la corroboración de que la corrupción es la peor enfermedad del país: todo vale. No hay excusa ideológica; es simplemente la falta de ética, una palabra que les fastidia a los corruptos que se disfrazan y esconden detrás de máscaras de supuesta honestidad. Están por todos lados”, cuestionó el excandidato presidencial Sergio Fajardo.
Para Jorge Iván Cuervo, profesor e investigador de la Universidad Externado, a la hora de interpretar lo que pasa son muchas señales, algunas de ellas contradictorias, “entonces uno diría que la elección de Cristo es una buena señal en el sentido de que escoger a alguien del establecimiento político, con experiencia, trayectoria, que lo respetan en distintos sectores, pues es una señal de que va a tratar de tener una relación más armónica con el Congreso, con todo el acuerdo nacional, la implementación del acuerdo, toda vez que Cristo fue un actor fundamental en eso”.
Aunque, añadió el analista político en diálogo con Medios de Comunicacion , también va a depender de las presidencias del Congreso: “Efraín Cepeda es una persona del establecimiento, y es una persona abierta al diálogo, a los acuerdos, al consenso. No me parece que sea una persona especialmente disruptiva en las relaciones Ejecutivo-Legislativo: Pero en la Cámara, si es elegida Katherine Miranda, ahí si va a tener un problema el Gobierno, porque en estas dos legislaturas el Gobierno la ha tenido relativamente fácil en Cámara”.
En el otro plano, agrega, están los discursos de Petro, “porque tienen como una dualidad, y si uno se queda en esos discursos uno dice: no, la relación va a ser malísima, maltratando a los congresistas, a los empresarios, a todos los que lo critican. Entonces quienes analizamos eso quedamos en entredicho, es muy impredecible en lo que dice. La agenda aparentemente se enruta bien, pero una declaración hace que se crispen los animos, que los congresistas se molesten, que empiece el trancón legislativo. Hemos aprendido que no hay una normalidad institucional con estabilidad, la agenda es incierta, es llena de ruidos, depende de muchas variables”.
En la opinión de Yann Basset, profesor de ciencias políticas de la Universidad del Rosario, para esta tercera legislatura ya se está pasando el cabo de la mitad del mandato de Petro, “lo que significa que tiene ya un poco el sol a las espaldas, digamos que lo esencial de su agenda ya pasó y va a ser cada vez más difícil que pasen más cosas a medida que avanzamos hacia las elecciones, sobre todo en el contexto de lo que ocurre con la Unidad de Gestión del Riesgo”.
Indica en este sentido el experto que dentro de la agenda reformista del Ejecutivo queda en el tintero la reforma laboral, “que es la última de las tres grandes reformas que no ha llegado a su término, y además pues el Gobierno quisiera, pero va a ser mucho más difícil lanzar una nueva versión de la reforma a la educación y quizás una nueva versión de la reforma a la salud. Y las modificaciones de la pensional, que fue aprobada en circunstancias complicadas”.
Y sostiene Basset a este diario que al término de esta legislatura va a ser mucho más difícil para el oficialismo actuar a sus anchas, porque “habrá perdido más o menos la mano con el Congreso y estaremos en precampaña electoral, entonces básicamente lo esencial para el Gobierno va a ser el tema de la laboral que ya superó un debate y que entonces ya puede pasar en esta legislatura, y va a ser probablemente la última apuesta del presidente Petro”.
Carlos Arias, catedrático de la Universidad Externado, pone de presente que en el Senado está prácticamente seguro Efraín Cepeda como presidente no solamente porque ya tienen los votos listos, sino por los acuerdos iniciales, y no hay nadie de los conservadores que le pueda pelear esa presidencia a Cepeda Sarabia, por lo que “el asunto está, por lo menos en Senado, en algo bien importante: la Comisión Primera, porque recibe asuntos constitucionales y allí va a pasar todo el tema del fast track y la asamblea constituyente y seguramente las reformas más significativas del último año políticamente importante del gobierno de Petro, porque en el cuarto año el primer trimestre se gobierna y los otros tres trimestres se dedican a campaña para dejar legado presidencial”.
Ante lo que señala a este medio el analista que esa discusión en la Comisión Primera “va a estar entre Ariel Ávila, Alfredo Deluque y Jota Pe Hernández”.
En cuanto a la Cámara de Representantes, en donde la pelea estará en quién de los verdes se queda con la presidencia de la mesa directiva, si Katherine Miranda, del ala independiente, o Jaime Raúl Salamanca, de la facción gobiernista, para lo que “Petro se está moviendo no solamente con el ministro de las TIC, Mauricio Lizcano, sino también con los copresidentes de La U, uno de ellos Alex Vega, exregistrador, para que los parlamentarios de La U no voten por Miranda, sino por Salamanca”.
En la consideración de Cuervo, lo del fast track no va a pasar: “Esa es una idea que el mismo Cristo dijo que era muy difícil que pasara, porque implica una reforma constitucional, que se demora un año mínimo, y ese acto legislativo tiene control automático de la Corte Constitucional, es decir, otros seis meses, pero además las leyes que se aprueben mediante fast track también tienen control constitucional. Entonces el Gobierno tiene que acudir es a otro tipo de mecanismos como mensajes de urgencia, mensajes de insistencia, poner a acudir a los ministros al Congreso, reunirse con las bancadas”.
Por eso, puntualiza, son importantes las presidencias de las cámaras, porque definen el orden del día de los proyectos, con lo que facilitan que las iniciativas pasen o naufraguen.
El consultor político Juan Francisco Valbuena advierte a esta casa periodística que el panorama para Petro no se ve sencillo, porque si bien el Gobierno puede quedarse con el control de la Cámara y con unas mayorías mínimas para la aprobación de proyectos y reformas, “lo cierto es que el ambiente en el Senado es altísimamente adverso, comenzando por el próximo presidente del Senado, Efraín Cepeda, uno de los mayores contradictores del Petro en el Congreso”.
Al respecto, pone de presente el analista que no hay que olvidar que hay algunas decisiones que van a estar en cabeza del Senado en esta legislatura: “Dentro de unos meses se viene la elección de procurador y van a ser designados varios magistrados de la Corte Constitucional, y en esas elecciones si las cosas siguen como van el espacio político para el Gobierno va a ser absolutamente mínimo”.
Por ello, concluye, dentro de las prioridades de Cristo no está el Congreso, “porque el Gobierno es consciente de todos los obstáculos que va a tener en el Senado, entonces las prioridades del nuevo ministro es un acuerdo nacional con miras a una constituyente, algo inviable en este momento político; segundo, avanzar en la implementación del acuerdo de paz; y en tercer lugar el tema del Congreso. Adicionalmente ya este semestre las fuerzas políticas empiezan a mirar el 2026 y el próximo año se mete la campaña”.
Frente a las sombras que dejan entre el Gobierno y el Congreso el escándalo de corrupción de la Ungrd, el senador Carlos Fernando Motoa, de Cambio Radical, aseguró que los hechos de corrupción en el Congreso han aumentado en el gobierno de Gustavo Petro.
“En la década de 1980 el M-19 capturó la Justicia por la vía de las armas. Tres décadas después sus sucesores lograron la captura del Ejecutivo corriendo la línea ética y no contentos con ese ‘triunfo’ pretenden controlar al Legislativo mediante dádivas. Al paso que van controlarán todas las ramas del Poder Público antes de 2026”, dijo el congresista.
A su vez, el senador Jota Pe Hernández, de la Alianza Verde, expresó: “Se ven bellos los congresistas rechazando la vinculación del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, en el escándalo de corrupción de la Ungrd, pero les tiembla la mano para sacarlo del cargo. Radicaré solicitud de moción de censura y Colombia verá de qué lado están los congresistas”.
El ex viceministro Rafael Nieto Loaiza advirtió en sus redes sociales virtuales: “Las piezas van encajando. Informe de inteligencia había advertido que ‘según nuestras fuentes, el grupo terrorista ELN está planeando generar una estrategia de financiamiento utilizando recursos del Estado’. El ex director de la Ungrd, Olmedo López, no se inventa nada. Solo confiesa”.
Y Petro contestó: “Criminalizan el que los congresistas puedan defender el interés de sus regiones ante el Gobierno o que la representante de víctimas, sin prueba, se le sindique de intermediar por el ELN”.