Los Planes de Desarrollo Social y Económico (2016-2019) que se han aprobado en las municipalidades, son un instrumento fundamental para dar cumplimiento a lo propuesto en los planes de gobierno de los alcaldes que alcanzaron y fueron elegidos para un mandato en sus administraciones. Fin que deben justificar en ese compromiso del cuatrienio.
Teniendo en cuenta los principios de igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad e imparcialidad, previstos en la Constitución Política, se ciñen los ejes temáticos por el cual se trabajarán para satisfacer las necesidades de muchas comunidades que necesitan la mano del gobierno. Más, ¿dónde van a quedar dos palabras antagonistas que harán mella, abriendo fisuras de críticas, si los programas no llegan a un acorde o finalidad?
Estas dos contradicciones en las ciudades son la “desigualdad e Informalidad”. Desde el punto de vista económico son esas piezas que se deben poner atención para que ande el motor del desarrollo de las ciudadanas y ciudadanos.
Hoy en día estamos regidos y movidos por la economía, ciencia social que nos estudia cómo nos desarrollamos en la sociedad y cómo manejamos y usamos los recursos para satisfacer las necesidades. En la parte pública los recursos corresponden a los presupuestos municipales de ingresos y rentas del año fiscal para ser distribuidos en funcionamiento e inversión.
Ahora bien entre la parte privada o el común de la gente se tiene la distribución del ingreso, la producción de bienes y servicios y el consumo. Uno de los grandes dilemas por la cual la mayoría de la población de escasos recursos tiene que afrontar y del cual arroja como resultado la desigualdad.
Uno de los grandes retos es la convivencia económica y social de nuestra época. Los niveles de vida y distribución del Bienestar.
El nivel de vida se refiere al grado en que las personas satisfacen sus necesidades humanas fundamentales y para ello se tiene que luchar que la población tenga una interacción de resultados de factores económicos, sociales, políticos y culturales canalizados en el acceso de la población a los bienes y servicios disponibles en la sociedad.
La desigualdad en la distribución de los recursos económicos y sociales define niveles de vida desiguales para la población. Algunos que son una proporción significativa de la comunidad en muchos barrios, no satisfacen sus necesidades básicas de subsistencia (nutrición, protección contra el clima, el ambiente y las enfermedades,) otros lo hacen de una manera aceptable y otra mínima parte alcanzan niveles de bienestar muy superiores.
La gran masa, sin cantera como dice la canción, va a caer a la informalidad. Con una escala de valores determinado por el asalariado o patrón de microempresa, donde solo tiene entre 2 o 10 trabajadores. El obrero por cuenta propia, el trabajador no profesional y los técnicos. Todos ellos en su mayoría viviendo al diario y sin seguridad social.
La informalidad, la válvula de escape de una economía de sobrevivencia, está dada en los estratos menos educados. Todo porque esta nueva teoría económica de los pobres, (guardada en infinidad de libros) existe básicamente por la incapacidad del sector formal de generar suficientes empleos. Esto lo estamos viendo en la globalización y el neoliberalismo económico.
En la economía (subterránea) está en auge el contrabando y lavado de activos, producto de la droga que conlleva a la informalidad, un incremento en los ingresos de los informales, aumentando como consecuencia en la disminución del excedente de mano de obra, generando una problemática para los gobiernos municipales. Trayendo como consecuencia delincuencia e inseguridad y baja calidad de vida en las comunas deprimidas.