El amor perruno no es humanizar a un perro, es saberlo mágicamente perro, ternura de cuatro patas, sorpresas y amor al infinito, es tejer un lenguaje colectivo de afectos y que ellos lean nuestras emociones y nosotras las de ellos; Luna Valentina ha sido mi compañía desde hace ya cuatro años , como olvidar el confinamiento, en una Ciudad Blanca como Popayán que en esos días era fría , con un ambiente donde el miedo cobijaba a vecinos , amigos y a cualquiera que estuviera en la calle , presencia mostraba que la vida existía aun , porque lo mejor llega en el momento perfecto y ella ha sido lo mejor de muchos descubrimientos que he tenido en mi existir . EL levantarme y sentir sus patitas escucharse para buscarme y la saque hacer sus necesidades donde estando en el jardín busca la forma que juegue con ella como diciendo buenos días la lucha empieza y debes sacar lo mejor de ti, esa es mi Luna Valentina,
Crecí escuchando que los animales, son eso – unos animales – y eso me acercaba a ellos más como objetos que como seres vivos, se lee crudo pero es la realidad y es el sentido de esta historia, siempre he estado cerca a los perros porque en mi familia hemos tenido mascotas maravillosas y las cuidamos dentro de lo que corresponde, darle comida, bañarlos y dejarlos en el inmenso patio de mi casa materna, sin embargo, cuando comencé a vivir de manera independiente entendí porque muchas personas sufrían cuando sus perritos se enfermaban o se perdían, incluso muchas personas me han dico “si eres bobo, tratas a eses animal como a un ser humano ¿Qué tanto le inviertes a ese perro?” Confieso que lo hice muchas veces, pero lo más bello en la vida es desaprender por medio de experiencias maravillosas que te mueven recetas y desmitifican cosas que merecen desde todo punto de vista ser transformadas, algún dia me van entender y llegaran a cambiar su cotidianidad.
Luna Valentina mi actual animal de compañía o mejor dicho un ser que llego a casa el cual me recibe con cariño dándome alegría , una Shih tzu que de entrada me cautivó con su mirada, su calma, su necesidad de darme amor y de hacerme saber que no quería que la soltara, cada una de sus acciones era un déjame en tu vida, por favor – pude sentirlo desde siempre, un lenguaje de afectos que no tiene explicación, donde convencí a todos en casa para tenerla, lo más complicado era que mi esposas dijera que sí.
En esa consciencia de mi ser, de lo que me hace feliz y amo, de lo que me importa cuidar y de la inmensa importancia de saber escoger a los seres que hacen parte de mi contexto íntimo, fue que aprendí a hacer de los amigos y amigas de nuevas ciudades donde vivía mi familia social y elegida, también aprendí que no tenía una mascota sino un animal de compañía que me regalaba alegría, ternura y aventuras, el primero se llamaba “PELE ” un Pomerania hermoso que murió de Cáncer a sus 8 años, desde ese entonces (año 1987) en medio del duelo decidí no tener más perritos, porque realmente estaba muy dolido, pero la vida fluye a su manera y el amor nos visita sin pedirnos cita, justo el 29 de mayo de 2019 cuando se fue para Bucaramanga , juan Felipe , mi regalo universal fue Luna Valentina quela bautizamos así por Valentina que vive en casa de la abuela y Luna el nombre que sugiere mi esposas que tuve, ese nombre diferente pero que es mágico como ella.
El amor perruno no es humanizar a un perro, es saberlo mágicamente perro, ternura de cuatro patas, sorpresas y amor al infinito, es tejer un lenguaje colectivo de afectos y que ellos lean nuestras emociones y nosotras las de ellos; Niní fue mi compañía en el confinamiento, en una Bogotá fría que se hacía más amigable con su presencia, porque lo mejor llega en el momento perfecto y ella fue lo mejor de muchos descubrimientos que hacemos cada dia hasta cuando en la mañana acompaña en el baño a mi esposa saludándola .
Finalizo, esta reflexión con lo que dijo Enrique Jardiel Poncela “Existen dos clases de personas —las que necesitan amar y las que necesitan ser amadas—, para las cuales existen dos compañeros ideales: “El gato es el predilecto de aquellas personas que necesitan amar, y el perro, el elegido de aquellas personas que necesitan ser amadas”.
Lo que es indiscutible es que esos compañeros han perfumado la vida de muchas personas de un amor singular y se puede ver en el arte, las pinturas, en los títulos de libros (como la más reciente de Alonso Sánchez Baute) en la música, en fin, en la vida.
Viva los amores perrunos, realmente amo a mi hija de cuatro patas Luna Valentina, que con acercarse me saca una sonrisa así este molesto, tristeza o cansado.