Ganaron el agua, las montañas, los ríos, el aire, la gente que cuida la vida en sus parcelas y quienes quieren para sus hijos un hábitat que garantice la supervivencia. Ganó la democracia y la voluntad de un pueblo valiente, digno y soberano.
Perdieron la codicia nacional y multinacional, el virreinato de Bogotá, las licencias para matar, las normas para el saqueo, la locomotora demente y atropellante, las amenazas del poder, los sobornos del dinero y el contubernio de mercaderes y no pocos funcionarios.
FUE UNA MARCHA DE LA ALEGRÍA Y DE LA DIGNIDAD. Más de sesenta mil voces cantaron: “Que en esta tierra queremos vida, que nadie puede vender montañas, que por la suerte de nuestros hijos todo el Tolima y toda Colombia, ¡en firme avanza!
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