La humanidad moderna ha desarrollado fobia al dolor. En ‘La sociedad paliativa’ (Herder), el filósofo Byung-Chul Han critica cómo el exceso de positividad y la imperante necesidad de estar siempre felices nos obliga a evitar cualquier atisbo de sufrimiento y nos lleva a un estado de anestesia permanente.
La búsqueda de la felicidad se ha convertido en una meta inalcanzable para casi la mayoría de nosotros. A pesar de la floreciente industria dedicada en exclusiva a ayudarnos a lograrla, al parecer la causa de que no lo consigamos está en la biología humana.
La felicidad es una idea abstracta sin base biológica y sin equivalente en la experiencia humana real, Una persona satisfecha no se mantendría en guardia ante las posibles amenazas para su supervivencia.
La nueva fórmula de dominación es «sé feliz». La positividad de la felicidad desbanca a la negatividad del dolor. Como capital emocional positivo, la felicidad debe proporcionar una ininterrumpida capacidad de rendimiento. La automotivación y la autooptimización hacen que el dispositivo neoliberal de felicidad sea muy eficaz, pues el poder se las arregla entonces muy bien sin necesidad de hacer demasiado. El sometido ni siquiera es consciente de su sometimiento.
Se figura que es muy libre. Sin necesidad de que lo obliguen desde afuera, se explota voluntariamente a sí mismo creyendo que se está realizando. La libertad no se reprime, sino que se explota. El imperativo de ser feliz genera una presión que es más devastadora que el imperativo de ser obediente.
Ósea que ser feliz es aceptar un mal Gobierno como lo que se asiste en la actualidad, donde la lealtad el único valor lo tiene el recordar a los abuelos cuando daban su palabra, es una burla más al buen trabajo y a seguir adelante, es recordar como las imprudencias por el arrebato de poder como lo acontecido con carroloco dejando una puerta abierta a la verdad oculta de lo que buscan hacer en la actualidad con los servicios públicos.
Que en la actualidad el alcalde que existe a pesar de sus capacidades ha delegado su labor a personas que solo son parte de su propia comedia, burlándose de él y de la gente que lo eligió.
Es complejo ser feliz cuando el pueblo pide a gritos en las calles seguridad, educación, vías, trabajo por nombras unas pocas cosas y sobre todo aquel amigo por el cual votaron y no existe en la actualidad.