Ser hijo consentido, para muchos, suena como hijos que todo se lo dan para mal. Pero quiero referirme en este día a aquellos que han renunciado al mundo y a la «suerte» de éste para amar, servir y entregar toda su vida al señor. Son aquellos que dejaron su profesión, sus buenos trabajos, sus familias para ir a entregarlo todo por amor a Dios.
Estos hombres y mujeres cuentan con un Padre creador de los cielos y de la tierra, el dueño del oro y la plata, con el que todo lo puede y por eso aunque muchos no lo entiendan, gozan de bendiciones inimaginables incluso para ellos mismos. Disfrutan de conocer hermosos lugares, comida en abundancia, obsequios materiales etc. Proverbios 10:22 La bendición de Dios es riqueza que viene libre de preocupaciones.Y aunque en ocasiones se pase necesidades la gracia, la misericordia, la bendición del Padre y el gozo del Espíritu Santo siempre están en sus vidas.
Ser FIEL a Dios y entregarnos por completo a su reino es una gran bendición ya que nos garantiza tener a nuestro lado el amor y el cuidado de Jesús y con Jesús lo tenemos TODO.
Romanos 8:32 Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas.
*Carlos Alberto Díaz*
C.A.D