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¡Es hora de actuar con criterio conservador, señor Presidente!, Los POLICÍAS son hijos de familias humildes que arriesgan sus vidas por defender la nuestra

Sentimos dolor de patria cuando sujetos revoltosos, infiltrados en las manifestaciones de protesta contra el gobierno, lanzan bombas incendiarias y guijarros metálicos para destruir la vida de quienes nos brindan protección en momentos en que el peligro asecha, porque unas minorías políticas y de extrema izquierda, en su mayoría voceros y admiradores de los grupos terroristas, además de algunos infiltrados de la chusma venezolana que está llegando a nuestro territorio, toman en sus manos la piedra y el garrote, sin ningún temor, porque de un tiempo para acá los llamados ‘Derechos Humanos’ prohibieron a la fuerza pública hacer uso de sus armas de dotación para defenderse.
Duele ver en la pantalla de televisión y redes virtuales a los señores agentes de la policía nacional de Colombia humillada ante un enemigo que se disfraza para agredirlos, cuando ellos cumplen la delicada misión de proteger la vida, honra y bienes de los asociados.
¿Que estará pensando el gobierno del presidente Iván Duque Márquez, después de esta escalada de violencia callejera, acompañada del irrespeto contra la fuerza pública?
Hace medio siglo quien atacaba a un agente de la policía, dentro de un procedimiento encaminado a la preservación del orden público, era acribillado y enviado a los infiernos, porque existía el respeto a la autoridad uniformada y porque las leyes eran muy severas, como ha debido serlo ahora, en que confundimos la tolerancia con la cobardía, la orden de disparar contra encapuchados en los claustros universitarios, donde eran tratados como vulgares ladrones.
El caso del estudiante de bachillerato Dilian Mauricio Cruz, que dejó de existir en el hospital San Ignacio de la Universidad Javeriana de Bogotá, después de recibir el impacto de un arma antimotines, era parte de un procedimiento legal porque se trataba de preservar la integridad física de un uniformado, revestido de autoridad, así se tratara de un modesto agente de la policía, casi todos pertenecientes a familias pobres y trabajadoras, que tienen el derecho a que se les trate con respeto, porque es parte de una organización que trabaja para preservar el orden.
¿Qué hacía Dilian Mauricio Cruz metido en un lugar equivocado, envuelto en el torbellino de emociones reprimidas, que casi siempre se desquitan con la fuerza pública, sin consideración a la misión específica que cumplen para protegernos a todos como parte de una misma ciudadanía?
Los que prendieron el incendio de la inconformidad en recintos sindicales y universitarios, son los mismos que reciben los mayores beneficios de este estado de derecho que les protege sus vidas y sus bienes, que les concede la educación superior gratuita y que, sin embargo, son enemigos de la fuerza pública por el simple prurito de hacerse más valientes que el resto de la humanidad.
Este régimen de libertades totales y absolutas debe modificarse con normas muy severas contra los tira-píedra, contra los anarquistas que se solazan como Nerón en el Coliseo de Roma, viendo devorar a sus víctimas. Hacen falta disposiciones muy severas frente al pillaje, contra los que quieren recibir todos los beneficios de un estado integral que les ofrece la oportunidad de mejorar sus ingresos, pero que luchan por destruirlo.
¡Es hora de actuar con criterio conservador, señor Presidente!.