Estas vueltas y revueltas que se han dado en la Industria licorera del Cauca , en donde se nombra un gerente y en un par de días amanece otro, en medio de señalamientos y escándalos o porque lo sacan al no arrodillársele a los caprichos del Gobernador como ha sucedido muchas veces y se vivió , definitivamente demuestran que el Estado no está en capacidad de administrar esos entes, pues a ellos se incorpora de inmediato el ingrediente político que entra a fijar prioridades, no propiamente para brindarles valor agregado a las instituciones y mas ahora que no existe dolientes como antes fue el sindicato de esta prestigiosa empresa caucana de licores .
Y si esto pasa en la empresa estatal mas grande del Estado, después de Ecopetrol, pues que podremos esperar de las otras como es la Industria del licores del Cauca , de todas aquellas que funcionan en departamentos y municipios, en donde es necesario asegurar participaciones a parlamentarios, diputados y concejales, además de las propias de cada gobernador o alcalde, en donde la pretensión y prioridad es hacer de cada empresa un feudo político para que las decisiones de personal y de contratación estén a tono con la correspondiente etiqueta como quien dice el Gordiflaquismos , unido con la mediocridad del gobierno de Elías Larrahondo sumado a otro patrono que tiene la empresa que es el grupo Político de los Enanitos .
Es realmente muy triste que en las empresas estatales como nuestra Licorera se dé ese espectáculo tan deprimente y horrendo, pues todo eso es a costa de los dineros públicos, aquellos por los que el ciudadano tiene que trabajar incansablemente para podérselos trasladar al Estado, que ahí sí, con toda diligencia los recauda, so pena de hacerlo por las vías judiciales, acudiendo a embargos, remates si es necesario donde para nadie es oculta que hasta maquilan por fuera con tal de cavar lo poco y nada que existe en alguna empresas de la comarca .
La gobernanza al interior de las empresas oficiales, no ha sido posible definirla en un esquema lejos de la interferencia política, y esta es la razón por la cual cada vez que hay un titular en un despacho público, de inmediato viene el remezón en todas las dependencias en donde tenga injerencia, y por supuesto en las empresas de su órbita.
La experiencia amarga ya se ha visto hasta en la propia Cauca , en donde decisiones equivocadas han hecho ir al traste con los valores de apreciación que calculan las firmas calificadoras de riesgo.
Y en materia de licitaciones, vemos toda clase de desastres, en donde se adjudican contratos que no son bien estudiados y al aplicar los criterios subjetivos de valoración, caen en manos de inexpertos e inescrupulosos contratistas con las consecuencias que se traducen en obras inconclusas o mal ejecutadas, en donde el desastre termina siendo la característica general.
Dentro de tantas ofertas electorales, nunca hemos visto una que pretenda brindarle un esquema de protección a las empresas estatales, para asegurarles una gobernanza lejos de los intereses electorales o personales, y se pueda garantizar de esta manera un manejo transparente y en entera consecuencia con los objetivos estatutarios de los organismos públicos.
Ahora que tenemos el espejo de la Empresa Licorera que con la salida de Diego su expresidente del Sindicato de las pocas empresas que nos quedan en la región ¿qué más razones se necesitan para llamar la atención a este fundamental problema de interés regional?
Piensan que con evento como el que buscan mostrar al Cauca , pueden seguir legalizando los gastos y errores que siguen en esta gran empresa donde cada día sigue del culo para el estanco, dirían los Corrillos del Parque Caldas.