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LA MUERTE

En menos de medio año perdí a mis padres, lo que me llevo a meditar un poco más allá sobre el tema de la muerte. Claro, que desde muy joven pensaba: ¿Qué pasaría si me faltaran uno o los dos en la vida? ¿Cómo sería la vida sin ellos? ¿Qué pasaría con mi vida? ¿Cómo la afrontaría? Todos estos interrogantes llegaban a mi cabeza como veloces flechas que martillaban mi pensamiento. Jamás me pregunté: ¿Cómo llevaría ese duelo en mi vida?, preguntas que se han ido resolviendo al pasar del tiempo y que se acomodan poco a poco como piezas de un rompecabezas en lo más profundo del alma. La muerte para él como poeta es la transmutación de la energía que abandona el plano físico y se regresa a su estado original en el universo, muchas civilizaciones desde tiempo inmemoriales le han hecho culto a la muerte como una manera especial de viajar al más allá y encontrarse con sus antepasados que han dejado este mundo. Sobre ella hay muchas versiones de la forma de asumirla tanto desde la cultura como de la religión, y en esta última muchas personas depositan su fé tratando de alcanzar una vida eterna, o en otros casos en la reencarnación del alma hasta encontrar la perfección espiritual.
¿Las personas porque no aceptan la muerte? Podría ser por no querer dejar esta vida o por la incertidumbre de la existencia de algo más allá de ella, o porque en realidad creemos que dejamos de existir y la miramos como un gran vacío, una nada que atrapa y de la cual no podemos regresar jamás. Supongo que no nos asusta lo que ya pasó, sino lo que está por pasar. ¿Nadie ha regresado de la muerte para contarnos cómo es? Si se siente frío, hambre, dolor, alegría, tristeza o algo parecido a lo que sentimos los vivos. Creo que siempre estamos prevenidos a lo desconocido y le tenemos pavor, miedo al cambio de estado y a l trasmutación del alma, eso nos asusta tanto, que siempre estamos en busca de algo para aferrarnos a este mundo, que nos dé esa luz, esa esperanza de volver a sentir y ser como antes de morir; pero no pensamos que puede ser distinto. Porque pareciese que quisiéramos aferrarnos sutilmente a lo que no tenemos seguro que es la vida, porque está en cualquier segundo, minuto o instante se puede esfumar como el agua entre los dedos. ¿Por qué no aceptamos la muerte? si la muerte es lo que hace cobrar valor a la vida, por eso muchos viven cada minuto de sus días como si fuera el último.
La muerte en cambio está presente en sus sueños como algo divino, mujer hermosa elocuente. Mujer, que desgarra el alma con la sutileza de la delicada mano que abona una flor, o que mece la cuna del recién nacido para arrullar su sueño. Pero con la mirada profunda e infranqueable que descorazona la fugaz vida que tiende sus pétalos a la brisa fresca de primavera y a los tiernos rayos de sol. Su belleza diamantina me obnubila, me atrae como la luna pálida a las mareas del océano majestuoso, su blancura pura y excelsa, me hace estremecer de emoción y jubilo. Goza, me vislumbra, me extasía con tal fascinación; que su mirada fija se pierde en el horizonte sanguinolento del recuerdo extraviado de alguna tarde de verano.
Se regocija en su corazón la bienaventuranza de un nuevo amanecer, límpido y tranquilo, donde el sosiego de los avatares cotidianos mengüe completamente en la paz de la serenidad de la noche estrellada, con los ojos abiertos a nuevos senderos de evocación a recuerdos fugaces como cometas. La muerte hay que mirarla con respeto porque en ella está el cambio de un estado a otro que hasta ahora es desconocido para nosotros, que guarda ese enigma que desde los eones del tiempo se ha preguntado y se seguirá preguntando el hombre como un problema filosófico sobre: ¿Qué es la muerte? ¿Qué hay más allá de ella? ¿Por qué no la aceptamos los seres humanos? ¿Por qué mejor no nos preguntamos sobre las maravillas de la vida y el amor como esa sustancia que amalgama dos almas que viven una para la otra? ¿Por qué toda la existencia del hombre se remonta al desconocido viaje del inframundo? Si esta es parte del ciclo de la vida y para vivir hay que morir, ¿así como creo que para nacer hay que dejar de existir? Por lo tanto, yo la miro, la contemplo, con tanta ternura, que ella me sonríe y como el amor esquivo se va. Pero en mis adentros sé que algún día volverá. La muerte es algo necesario y divino que doblega el sentir mismo de la existencia humana.
ENSAYO LITERARIO SOBRE LA MUERTE
Celso Miguel Pino Joaquí https://www.facebook.com/geopino