Por estos días, la dinámica de la política nacional, se ha movido de una forma que la gran mayoría de caucanos , considerábamos que fuese imposible, debido a los antecedentes generados por la polarización absurda que se ha desarrollado en nuestro país desde muchos años atrás, la cual, había sido alimentada sistemáticamente por las manifestaciones egoístas e hipnóticas que han ejecutado inteligentemente las cabezas de los movimientos políticos colombianos de izquierda y derecha; ¡quién iba a pensar que sin haber pasado por lo menos dos semanas después de la elección presidencial, la gran mayoría de los integrantes de los partidos políticos, se le doblegaran al presidente electo!
Lo que manifiestan muchos compatriotas que anhelaron un verdadero cambio en la dinámica de administrar el poder gubernamental del país, es que pareciera que entre el lapso entre la primera y segunda vuelta presidencial, se hubiese cocinado por debajo de cuerda, el tal exaltado “acuerdo nacional” entre el entonces candidato presidencial de izquierda y las maquinarias políticas del país, que tienen empresas electorales que canalizan gran cantidad del electorado, con el simple objetivo del gana , gana y que este candidato, fuera elegido sin margen de error como el nuevo presidente de la República de Colombia, eso sí, nos dimos cuenta que muchos de estos politiqueros, aparentaron ante las redes sociales y medios de comunicación, que estaban apoyando las iniciativas anticorrupción de su contendor, aparentemente, tragándose ese sapo, a pesar de que las propuestas del ingeniero, iban en contravía de las dinámicas clientelistas que siempre han corrompido la gestión pública del país y que muy seguramente iban a restringir de forma directa la burocracia gubernamental que siempre han mantenido estas maquinarias en las distintas regiones de la nación, lo cual habría puesto en riesgo inminente a muchos de los supuestos “proyectos políticos” que desarrollan más de uno de los personajes que hoy en día, se encuentran elegidos en algunas de las diferentes corporaciones públicas del país; por lo percibido en los últimos días, es muy difícil entender, como muchos de estos personajes, después de haber manifestado públicamente que estaban en contra y en total desacuerdo con las diferentes propuestas políticas que planteó en su programa de gobierno el próximo presidente, ahora están con él y muy probablemente vayan a apoyarlas.
Es muy triste para la democracia colombiana, que solo algunos líderes políticos vayan a realizar verdaderamente una oposición, es trascendental que la misma exista, ya que ésta, trae verdaderos beneficios democráticos, los cuales garantizan un verdadero control político, que muy seguramente cuestionará y buscará poner freno de forma directa a muchas de las iniciativas políticas nocivas que el gobierno entrante quiera imponer y que de fondo puedan generar detrimento a la calidad de vida y el futuro de los colombianos.
Por otro lado es importante reconocer, que a pesar de esta situación, algunos de los nuevos y antiguos líderes políticos del país, aparentemente están dispuestos a dialogar y a alcanzar acuerdos con el próximo gobierno, eso sí, sin llegar a comprometer la democracia, desarrollando estrategias de control político por medio de la ejecución integral de una “oposición política inteligente”, donde se critiquen y no se apoyen las iniciativas políticas que afecten las libertades consagradas actualmente en la Constitución Nacional, apoyando únicamente, las iniciativas políticas propuestas por el nuevo gobierno, que busquen realmente el beneficio de los integrantes de la sociedad colombiana.
Finalmente, es importante entender que la sociedad colombiana se debe encaminar hacia una reconciliación verdadera, más ahora, cuando la contienda electoral que pasó, dejó como experiencia que muchos de los ciudadanos de a pié fueron literalmente usados como “idiotas útiles” que contendieron con familia, amigos y relacionados por ideologías políticas absurdas, mientras que algunos de los líderes políticos, sin importar su supuesta ideología, seguirán trabajado por debajo de la mesa, únicamente buscando favorecer intereses egoístas, donde siempre primará su bienestar y no el de la gran mayoría de nuestros compatriotas.