El 20 de Octubre de 1873, a las 5 de la mañana, nace en el hogar del Doctor Joaquín Valencia Quijano, ex rector de la Universidad del Cauca y Doña Adelaida Castillo Caicedo, un niño, al que bautizaron el 23 de los corrientes, en la iglesia de San José, como Guillermo de Jesús Valencia Castillo, por consejo de la señora Raquel Castillo de Bucheli, hermana menor de Doña Adelaida.
Por allá en las postrimerías de la Confederación, cuando la figura de Núñez se destacaba en un ciclo de odios políticos, recelos regionales y guerras civiles, Don Joaquín sentaba en sus rodillas a Guillermo, para que oyese leer de sobremesa los autores de su gusto…En estas veladas de familia comenzó a abrir la imaginación al verso… El pequeño Guillermo era algo enfermizo, y cuando caía a cama, se entretenía esforzándose para convertir en poema los relatos de un libro de aventuras, asaltando la librería de sus hermanos mayores, Simón y Francisco, donde aprendió de memoria a Espronceda, Núñez de Arce, Bécquer y Quintana. Se impregnó sobretodo a través de las lecturas familiares, de la figura de Don Quijote de la Mancha, a quien trataba como un huésped de su casa, de quien según se dice, murió en Popayán.
Siendo muy niño, su padre enfermó y murió, motivo por el cual a su madre para ayudar a llevar la carga doméstica, tomó en arriendo el caserón antiguo y abrió allí un colegio para señoritas, donde el pequeño Guillermo siguió la rutina, en compañía de sus hermanos menores, del programa docente, entonces boga- Gramática, Geografía, Catecismo, y economía doméstica. Al lado de las muchachas se sentaban los Valencias, más como niños mimados que como alumnos regulares.
La vida del pequeño cambió drásticamente a raíz de la muerte de su hermana Juanita y poco después de su madre, motivo por el cual quedó a cargo de sus hermanos mayores. Doña Feliciana Lemus continuó con su educación, luego estuvo en el colegio mixto de don Rafael Zerda, y por último en la escuela pública de Don Manuel María Luna, maestro de los Arboledas, donde hacía controversias sobre los distintos temas de estudio, y el vencido tenía que pagar su derrota con una muenda.
Por las noches después de leer los artículos sobre la regeneración, las sociedades democráticas pasaban por la calle gritando “abajo los godos”, “El partido Liberal no muere”, como su familia era conservadora, les escribían en la fachada frases agresivas con sangre de res.. En cierta ocasión un hombre empujó la ventana, rompió las armellas y tiró al piso de su alcoba un puñal ensangrentado, que el pequeño Guillermo conservó durante muchos años.
Fue internado en el Seminario, donde aprendió latín y algo de griego, lugar en el cual se aficionó a perseguir el pensamiento de la autores antiguos, y las obras más interesante de autores prohibidos como Voltaire, Rousseau, y la filosofía de Bentham. No se orientó hacia la carrera eclesiástica, por su temperamento rebelde.
Pasó luego a La Universidad del Cauca para estudiar Derecho, pero no alcanzó a recibir su grado. Por ese entonces conoció al General Rafael Reyes, quien lo llevó consigo a la capital, como su secretario privado, ciudad en la que conoció a su maestro Baldomero Sanín Cano, y fue inspiración de grandes poemas como “Anarkos”, este fue el inicio de su vida como poeta, político, internacionalista y escritor.
“Valencia nació y escribió para hacer posibles a los poetas que vinieron después”. La consideración y el respeto que dieron a Valencia su poesía, su perfil intelectual, viven aún muchos años después de su muerte.
Hoy en Popayán su memoria se guarda en cada rincón de ese teatro que lleva su nombre , el cual tenemos la obligación moral de rescatarlo del abandono de antiguos administradores , Diego yague como ese soñador y actual administrador , que lleva en su ser la poesía , el teatro , la danza en un acto quijotesco y confiando que cada uno de aquellos que nos llamamos Caucanos que llevamos en la sangre esa vena del “ARTE” que a diferencia de muchas regiones de nuestro país la mezcla de razas , credos y arraigos políticos somos conocedores de la magia que llevamos en nuestro corazón. Es así que tenemos la obligación de decir “SI” Por el verdadero Cambio , lograremos perpetrar y hacer historia que el arte existe aún y que cada uno tenemos ese encanto de enamorar como lo hizo y aun hace en sus poemas el bien llamado Maestro Valencia
Como estandarte y diciendo “Popayán ama las artes y nuestro Teatro Guillermo Valencia “es ahora o nunca “Por el cambio para Popayán”
MARCELO ARANGO MOSQUERA