La noticia del *asesinato del coronel Rafael Granados Rueda* en Popayán, en medio de un aparente «plan pistola», no es solo una cifra más en la lista de la violencia; es un *baldón de incredulidad y miedo* sobre la seguridad de la capital caucana y de todo el país. El coronel, adscrito a la Brigada Contra el Narcotráfico N. 03, fue atacado de forma *«descarada»* en su vivienda fiscal, lo que obliga a la ciudadanía a plantearse la pregunta más cruda: *si ni siquiera un oficial del Ejército, custodiado 24/7, está seguro, ¿qué protección le queda al ciudadano de a pie?*
*La Fragilidad de la Seguridad Blindada*
El hecho ocurrió en una zona sensible: *en la entrada de conjunto de viviendas militares* ubicadas cerca de un sector escolar, aledañas al centro histórico. La audacia de los atacantes, al irrumpir en un lugar teóricamente blindado, subraya una *alarmante sofisticación e impunidad* de los grupos armados ilegales.
Esto genera un legítimo y necesario cuestionamiento sobre la *reacción de los soldados custodios*. Si la primera línea de defensa de una instalación militar y de sus ocupantes fue vulnerada de esta manera, es imperativo que las autoridades militares realicen una *investigación exhaustiva* sobre los protocolos de seguridad, la cadena de mando y la capacidad de respuesta inmediata. La inacción o la falla en la reacción ante un ataque de esta magnitud *es un mensaje devastador para la moral de la fuerza pública y la confianza ciudadana*.
*Un Clamor por la Colaboración y la Paz Decembrina*
El ataque se produce en la antesala de la temporada decembrina, un periodo de alta afluencia y vulnerabilidad, especialmente con la llegada del tradicional *Carnaval de Blancos y Negros*. El llamado a una *coordinación conjunta* entre el Ejército y la Policía no puede ser un simple enunciado; debe materializarse en una *estrategia de seguridad robusta y visible* que devuelva la tranquilidad a las calles.
*La seguridad en Popayán no puede ser rehén del narcotráfico y la criminalidad organizada.* El sacrificio del *coronel Granados Rueda* debe ser el punto de inflexión para que las autoridades, en todos sus niveles, *dejen a un lado cualquier diferencia* y trabajen de forma sinérgica para garantizar que estas fiestas decembrinas, y en particular el icónico carnaval, se desarrollen en un ambiente de *plena seguridad*.
*La vida de los uniformados y de los civiles depende de una acción contundente y sin tregua contra quienes siembran el terror*.
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