El llamado lanzado desde los hogares payaneses que en nuestra ciudad blanca de Popayán y los municipios adosados a su alrededor se empiecen a ejercer controles certeros contra las bandas criminales que han hecho que el narcotráfico tenga centros de operaciones en estas zonas, debe tomarse con la debida atención y merece respuestas inmediatas y certeras por parte de las autoridades en cabeza de sus alcaldes
Aquí entran a jugar un papel vital en el control y desmantelamiento de esas estructuras criminales la comunidad y las autoridades civiles y militares. Este tema no es desconocido para quienes están encargados de ejercer la vigilancia y el control de los municipios.
Con la alerta que llega desde los hogares, empezaron a manifestarse otras voces que ratifican como circula este peligroso negocio en la capital caucana y los municipios aledaños, que son base para operar el ilícito negocio.
El fenómeno del narcotráfico a nivel urbano es la consecuencia del abaratamiento en el mercado internacional, el no haber podido sacar la droga del país por la pandemia que dejó inundado el comercio interno y que, ahora, para poder negociar ese exceso, entonces las bandas se han dedicado a transar por gramos, es decir, pulula y aumenta el microtráfico y se han empezado a aprovechar de los jóvenes.
Es común ver como en parques y sitios de gran concentración de personas, los narcomenudeadores se pasan drogas y billetes de mano en mano y a la vista de todo el mundo sin que exista una acción contundente por parte de las autoridades, para no sólo sacar las drogas de las calles, sino acabar con las bandas criminales que las trafican.
Se habla de carteles, de jefes, de grupos, de personas, de rutas, de bases de operaciones.
Las cabezas de familias resaltan que esto es parte de lo que se adelanta a las consecuencias que esto trae para la sociedad, porque con la droga llegan la violencia, la muerte y la aparición de focos de inseguridad y, por consiguiente, el detrimento de barrios y zonas que son marcadas como peligros constantes por el accionar de estos criminales.
Las autoridades deben tomar con toda la seriedad que amerita esa alerta temprana para evitar que el monstruo se crezca y se multiplique y empiece a perderse la tranquilidad que tienen a Popayán y al Cauca como la región más segura del país.
Pero no sólo es tener la paz y la calma. Es evitar que la juventud caiga en esas redes criminales, guiados por el dinero fácil, por lujos efímeros y, además, se conviertan en consumidores, que es a lo que le apuntan esas estructuras delincuentes que han empezado a menudear la droga que no han podido sacar del país.
En muchos hogares de nuestro departamento también señaló que los municipios vecinos son tomados como bodegas temporales o centros de paso para almacenar drogas, que luego se distribuyen hacia otros municipios o departamentos, también, para el lavado de activos, situación que debe ser investigada, de inmediato, por parte de las autoridades y acabar con esos males.
Una pronta reacción evitará que este fenómeno se salga de control y se erradicará de golpe a quienes quieren trastocar la paz de un departamento que jamás ha dejado que el crimen se salga con la suya.