Los hombres políticos quieren ser Emperador, cónsul, gobernador y pretorianos, que, ante la opresión, el hambre y el dominio de las castas, le tienen miedo a un mecías: El salvador. Nada de eso se logra con buenos actores y protagonistas que recrean los cientos de películas realizadas para recrear los pasajes de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús… la memoria que persiste en cada Semana Santa que recordamos lo de hace dos mil años y se repite constantemente como el Imperio Romano, la lucha para que el poder no sea arrebatado por la plebe. Donde impere el poder y la ley como sucede en estos tiempos.
Repasando los evangelios (Marcos 12.38-40; Lucas 11.37-54; 20.45-47). “Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. (Ya se vienen las campañas políticas en el país) Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres: pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas” (…)
Es para pensar quién ha sido en Santander : Horacio Serpa, Bernabé Celis, Los Aguilar, Jaime Durán, María Eugenia Triana, El Pote Gómez, Miguel Ángel Pinto, Lina Barrera, Ciro Fernández, Johana Chávez ahora en el Cauca Oscar Ospina, Luis Fernando Velazco, Jhon Jairo Cárdenas, Jesús Ignacio García , , Paloma Valencia, José Darío Salazar y muchos que han ostentado el poder con las mismas y falsas promesas, como ha estado lleno el congreso. Los mismos apellidos, con las mismas familias de una hegemonía y plutocracia.
Si las palabras están en los libros sagrados y no llegan a quien quieren la verdad; cuando reflexionamos sobre los hipócritas, que en campañas buscan los votos, “se tienen que cuidar de la levadura de estos señores”. Porque no hay ningún secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que llegue a saberse. Así algunos medios oculten la verdad de sus actuaciones de quienes nos representan en el Estado. Todos esos secretos que se han dicho a puerta cerrada, será con el tiempo divulgado en corrillos por la gente y vociferado en las calles. De ahí que la hipocresía con el tiempo no cambia a las personas, les quita la máscara.
¿Y los escribas…? Aquellos funcionarios del gobierno, expertos que interpretan las leyes y conocedores de este país, envueltos en una aristocracia y burocracia aplicables en la vida cotidiana y que se pasean por los tribunales, donde el pueblo espera que la justicia se cumpla y no continúen en esos sanedrines comercializando la condición social del pueblo a expensas de la pobreza, la ignorancia y la violencia. No quiero ser incisivo, pero en su mayoría estos escribas están unidos a los partidos políticos de los fariseos, donde se idean los subterfugios para burlar la ley y son quienes ayudan a que se incremente la corrupción.
Fariseo(s), que mejor ejemplo el que tenemos en este país, llamado Álvaro Uribe Vélez y muchos otros que han tenido el poder de la presidencia, el senado, para referenciarlos con el pasaje de los evangelios, que se “rasgan las vestiduras” delante del pueblo, como ese ultraje público, fingiendo la calumnia y murmuradores de lo que no le conviene desenmascarase ante el pueblo. Quitándoles la salud, la educación, el trabajo, dentro de la inequidad y la hipocresía, donde también está el clero.
Columnista// Luis Eduardo Jaimes Bautista