Internacional
Reducción de los tres ceros al peso, ¿Una medida necesaria?

Desde hace varios años ronda por los pasillos del Congreso de la República la idea de restar los tres ceros al peso, política económica que se ha adoptado con éxito en otros países como México, Brasil y Argentina. La vicepresidenta de la Cámara de Representantes, Lina María Barrera, insiste en la propuesta.
El primer congresista en presentar la propuesta fue José Jaime Nicholls Sánchez-Carnerea, ya fallecido, quien radicó en el Congreso en 2001, un proyecto de Ley para la creación del Nuevo Peso colombiano, mediante la reducción de ceros en la nominación de la moneda nacional, que pretendía simplificar el manejo de las grandes cantidades.
La idea establecía un período de transición hacia el Nuevo Peso, en el que circularían durante unos dos años dos clases de billetes con el mismo diseño: uno, el que circula hoy con los tres ceros; y otro igual, sin los tres ceros y la denominación Nuevo Peso.
Se advirtió que como los billetes se deterioran y hay que cambiarlos, en dos años todos los billetes en circulación serían Nuevos Pesos, sin los tres ceros. Por tal motivo, el costo del cambio sería mínimo, ya que como siempre ocurre, los billetes deteriorados se reemplazan por nuevos, pero esta vez bajo su nueva denominación.
Barrera apoya la iniciativa
En el Congreso de la República se ha debatido en tres oportunidades este proyecto en los últimos 18 años y los cuales no han sido aprobados.
Ante esto, la representante por el partido Conservador, Lina Barrera, quien pertenece a la Comisión Tercera de la Cámara de Representantes, consideró que la iniciativa es favorable para darle el trámite en el legislativo, pero advierte que primero hay que analizar si la economía y la ciudadanía están preparadas para este cambio drástico.
“El tema de legislarlo no es el problema, el problema es si el gobierno está preparado para esa implementación y si la economía también está lista para ese cambio”, dijo.
Además, la congresista santandereana advirtió que se debe hacer un trabajo muy fuerte en pedagogía hacia la ciudadanía, para que puedan asimilar este drástico cambio.
Finalmente, el Gobierno Nacional ya ha empezado a dar pasos en ese sentido, por lo que la nueva denominación de billetes que circula desde 2016 ya ha eliminado los tres ceros finales del peso, al cambiarlos por la palabra “mil” autorizada por una Resolución Externa del Emisor.
Hay visto bueno del Banco de la República
La Junta Directiva del Banco de la República respaldaba el proyecto del senador Nicholls, por considerarlo benéfico para la simplificación de las transacciones y la contabilidad de las empresas y el comercio.
En la actualidad, la contabilización de las operaciones resulta muy compleja dada la cantidad de ceros que componen las cifras. Al eliminarle tres ceros a la moneda, se facilita su cómputo lo cual propende por la eficiencia de los sistemas contables.
Adicionalmente, el cambio simbolizaría el compromiso nacional de lograr la estabilidad de la moneda hacia el año 2003, época en la cual la inflación colombiana se acercaría a la internacional.
Según el estudio del Emisor, el costo de producir los nuevos billetes y monedas se recuperaría en un plazo de nueve años. El proyecto de ley planteaba que durante dos años circularían al mismo tiempo los billetes antiguos y los nuevos para que el cambio se hiciera de manera gradual.
Juan Manuel Vargas Buendía, en Julio del 2002 escribió un ensayo en la revista del Banco de la República, titulado “Sustitución Monetaria en Colombia: Costos y beneficios” en el que destacó: “En América Latina se han presentado cambios de monedas en varios países, entre otros se referencia a Brasil, Argentina y México. En Brasil, se han presentado cinco reducciones de ceros o cambios de moneda en los últimos trece años, el último de ellos en 1994, cuando 2.750 cruzeiros reales se transformaron en un real.
Hoy en día el billete de mayor denominación en el vecino país es el de 100 reales. De igual forma, el record de Argentina consiste en haber eliminado 13 ceros de su moneda desde 1970.
En 1991, el entonces Ministro de Economía Domingo Cavallo, decretó la Ley de Convertibilidad, con la cual dos años más tarde se suprimieron cuatro ceros -cambiando 10.000 australes por un peso-, para dejar un peso equivalente a un dólar. Es importante señalar que la normalización no implica necesariamente la convertibilidad de la moneda.
Hay que insistir
Hoy se revive en Colombia el tema, a raíz de las declaraciones recientes del nuevo gerente del Banco de la República Juan José Echavarría, quien respalda el cambio, y la idea de quitar los tres ceros al peso colombiano, lo que a su vez anima al senador Antonio Guerra de la Espriella, economista de profesión, autor de la iniciativa que se archivó en el actual periodo legislativo, a insistir en su discusión y aprobación.
El exgerente del Banco de la República José Darío Uribe, respaldaba el proyecto del senador Antonio Guerra de la Espriella, e incluso en uno de los debates afirmó que la impresión de los nuevos billetes y las nuevas monedas no tendría costo alguno para el erario, ya que el emisor lo haría con recursos propios destinados a renovar la moneda y los billetes.
En 2016, el hoy gerente del banco de la República Juan José Echeverría, ex ministro de Hacienda, había respaldado el proyecto porque internacionalmente nos permitía estandarizarnos gracias al buen momento de la economía colombiana.
En septiembre de 2010, el senador Guerra de la Espriella promovió una propuesta similar que planteaba empezar un proceso de transición a un nuevo peso, la que finalmente se archivó en la Cámara de Representantes, “pues era una iniciativa que venía de la legislatura anterior”, expresó.
Ese mismo año, el periódico El País de Cali informó que “el presidente Juan Manuel Santos defendía la propuesta de quitar los tres ceros del peso colombiano e impulsó la presentación de la iniciativa porque realmente trae beneficios con un costo mínimo». Santos dijo en esa oportunidad que es tiempo que Colombia se ponga a tono con la realidad internacional. Indicó el Jefe de Estado que a pesar del costo que podría tener el cambio de billetes y monedas este sería mínimo frente a los beneficios que traería esta iniciativa a largo plazo, “esa cantidad de ceros confunde a la gente», sentenció el mandatario.
El ya fallecido senador tolimense del Partido Conservador, Juan Mario Laserna, quien fue ponente de un proyecto similar, señaló ese mismo año que era una buena propuesta, que es una tendencia universal de las monedas y nos dejaría parecidos al dólar o al euro a un bajo costo porque lo que hace el Banco de la República es recoger gradualmente billetes y monedas viejas, y así mismo sacar las nuevas denominaciones a la calle.
A retomar la iniciativa
Hoy, el senador Antonio Guerra, presidente de la Comisión Tercera, autor y ponente en el último cuatrienio de esta iniciativa dijo estar abierto a presentarlo de nuevo.
Guerra, dijo que el Banrepública no ve objeción para que en Colombia circule una nueva moneda, sin los tres ceros como funciona en la actualidad.
La creación del nuevo peso comenzará a debatirse en los próximos días en el Congreso de la República. La ponencia para primer debate será radicada en los próximos días en la secretaría del senado.
Capacitación, la clave
Cabe señalar que en el último debate del proyecto se hicieron otras recomendaciones y advertencias:
Que se deberían invertir alrededor de 32 mil millones de pesos en campañas masivas de educación y publicidad para explicar a los colombianos las características del nuevo peso. Esto, si se tiene en cuenta que en caso de aprobarse la ley, por ejemplo, un billete de 10 mil pesos va a convertirse en 10 nuevos pesos, y más de uno podría tener la sensación de que perdió valor, así el poder adquisitivo sea el mismo.
Otro tema, que implica costos es el cambio en los precios que debe hacerse en todo tipo de establecimientos de comercio. El fallecido senador Mario Laserna señaló en su momento que “con el nuevo peso, la idea es simplificar la contabilidad, generar ahorros en sistemas operativos, así como crear una moneda más estable y que sea más fácil de comparar con las de otros países”.
A juicio de Laserna, es momento de hacer esta transformación en la medida en que ya el país tiene niveles bajos de inflación (2,31 por ciento anual hasta agosto) y que hay estabilidad económica, condiciones que no se presentaban hace algunos años, cuando hubo otra propuesta similar.
Álvaro Montenegro, profesor de la Universidad Javeriana, señala que en estas circunstancias no tiene mayor efecto que un billete sea de veinte mil o de 20 pesos, «porque los precios se ajustan y la gente se acostumbra».
En México, el incremento en los precios causado por el desequilibrio económico que se produjo en ese país, a finales de los 80 y comienzos de los 90, hizo que las autoridades le quitaran tres ceros al peso mexicano, proceso que empezó el primero de enero de 1993 y duró cerca de tres años, tiempo durante el cual se utilizaron las dos monedas de manera simultánea. Sin embargo, los países que más experiencias han tenido en este frente son Argentina y Brasil.
En Brasil, se eliminaron los ceros de la moneda en varias oportunidades, hasta que en 1994 los cruceiros le dieron paso al real, vigente hoy. Este cambio vino acompañado con una serie de ajustes para estabilizar la economía y controlar la inflación, que superaba el mil por ciento.