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“Tal vez la única forma de sobrevivir sea no recordar tanto” , ¿qué sucede con la educación en el Cauca ?

Estamos ad portas de las elecciones para Congreso de la República, por ende, se habla mucho de los candidatos; lo mismo pasa con los comicios presidenciales. Todo esto es sano y apenas lógico en un país que se autodenomina ‘democrático’. Sin embargo, existe un elemento del que poco se habla y opina, que va más allá de las elecciones y es que, para cambiar las formas corruptas del Estado, es necesaria una verdadera revolución educativa que genere un cambio profundo en los ciudadanos.
Este es un tema espinoso, mucho más cuando se vive en un país que está acostumbrado a prestar poca atención a sus docentes y a menospreciar de muchas formas su labor. Quizá está sea una de las razones históricas para la crisis educativa, lo poco valorados que se sienten los docentes, especialmente aquellos que pertenecen a instituciones de educación básica y media. Esto lleva a que cada vez existan menos vocaciones reales a la docencia y en cambio, muchas más a la corbata burocrática, que implica en muchos casos, ser directivo de un establecimiento público en el país.
Con todo esto, viene a la reflexión algunas preguntas fundamentales: ¿En manos de quien está la educación del país? ¿Estamos formando niños y niñas para una Colombia diferente? ¿Los directivos de las instituciones educativas y sus profesores están realmente preparados para ejercer sus funciones?
Al revisar, uno de los elementos que más sorprende es la posibilidad, ya normalizada, de que profesionales, que en principio son ajenos al campo educativo, puedan presentarse a concurso docente sin mayores requisitos y que al ser nombrados, les baste con acreditar un diplomado en pedagogía para ser designados en propiedad. Con esto no quiero decir que un ingeniero no pueda enseñar matemáticas, pero sí, que la vocación docente y la falta de rendimiento de los estudiantes puede estar relacionada por falta de personal idóneo.
Otro elemento que cuestiona es que, tristemente, al igual que la mayoría de los funcionarios públicos que son “nombrados por concurso”, los docentes y directivos de colegios públicos parecen tener asegurado un cargo a perpetuidad y aunque la estabilidad laboral para los docentes es un elemento importante y bueno en sí, el problema recae en la falta de preocupación por continuar en formación, debido a la zona de confort generada a raíz de dicha estabilidad.
En cuanto a esto, debo decir que, conozco docentes que llevan veinte años dictando el mismo curso, año a año, sin innovar, sin leer nada nuevo, sin aportar al conocimiento y ni qué decir de los rectores, que con el pasar del tiempo, se convierten en parásitos para las instituciones en las que trabajan, no por el servicio ni por la academia, sino esperando lograr su pensión.
“Tal vez la única forma de sobrevivir sea no recordar tanto” escribió nuestra querida escritora y santandereana, Irene Yolanda Reyes, en su libro El reino de la posibilidad, haciendo referencia a lo que significa vivir en medio del conflicto.
A pesar de esto, hoy es tiempo de recordar, de construir memoria porque quizá por eso dejamos rastro los que escribimos columnas de opinión, para construir testimonio de algo que se piensa con la esperanza de que se pueda construir algo mejor.
No podemos olvidar que, la mala administración de los recursos, que se puede evidenciar fácilmente en escándalos recientes como el de MinTIC o el del PAE, se suma a los problemas educativos de este país que sigue sufriendo de alzheimer cada cuatro años, vamos de mal en peor y ya es tiempo de que la educación cobre relevancia dentro del debate político nacional.
Lo que queremos resaltar es que no se dejen engañar porque con ese tema que ya entramos en ley de garantías, donde quedaron en la banca tanto empleados por el dichoso concurso realizado, lo que si quedo claro que muchos desempleados quedaron y que ahora si tienen mucho CAMPO para cobrarse eligiendo bien castigando a aquellos que le hicieron el cajo para que la remesa en la casa no llegue de igual forma y los servicios públicos empiecen a sufrir el cómo pagarlos a tiempo.