Un proyecto de grado de un diplomado cambió la historia de un maestro y sus alumnos. Este emprendimiento transforma la basura electrónica a través de la bisutería, generando oportunidades de empleo.
Bogotá, marzo 22 de 2016. Henry Herrera Daza podría ser un docente normal, si no fuera porque desde el 2012 les cambia la manera de aprender a sus estudiantes. Este vallenato visionario mezcló tradición, aprovechamiento y alternativa comercial con aquello que los demás desechan.
Llegó a Maicao inquieto por aportar y compartir sueños con los alumnos del colegio Manuel Rosado Iguarán, una sede educativa anclada en esta, la población más popular de Colombia por ser zona de libre comercio, hasta donde los “cachacos” llegaban tras un largo viaje para comprar mercancías baratas y luego venderlas en el centro del país.
Según sus habitantes, tienen la mezquita más grande de América, porque por allá por los años 70, 80 y 90 del siglo pasado, la comunidad estaba compuesta, en su gran mayoría, por libaneses, sirios y jordanos que no descuidaban sus tradiciones religiosas islámicas.
En este epicentro comercial fronterizo con Venezuela, nace y crece la bisutería con los residuos de los computadores que son arrojados como basura por los mismos habitantes. Carcazas, circuitos, unidades de discos compactos, teclados, pantallas, board y discos duros, son convertidos en atractivos collares, pulseras, mochilas, llaveros, cadenas, bolsos, billeteras y cosmetiqueras para las damas.
“Es un proyecto que trabajamos coordinadamente con las áreas de química, contabilidad-emprendimiento y artística, gracias al diplomado impartido por el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, a través de Computadores para Educar”, comenta el profesor Henry.
El docente de química, por ejemplo, se involucra con los alumnos para explicarles que los residuos electrónicos tienen componentes peligrosos como el mercurio, presente en las pantallas de los equipos.
Por su parte, el profesor de contabilidad y emprendimiento ayuda a formar estudiantes con visión empresarial. Asociaciones de la región como Actuar, Promigas y Fundación Cerrejón, capacitaron a más de 240 jóvenes de la institución en emprendimiento, con el fin de financiar las ideas de negocio en áreas como bisutería y decoración de mantas.
El área de artística está comprometida con el perfeccionamiento de las partes, y en general con los accesorios de bisutería que elaboran con dedicación y talento los estudiantes.
De la idea a la acción
En un inicio el grupo de “visionarios” se conformó con 16 estudiantes del grado noveno de la institución, hoy más de 360 estudiantes se han involucrado en la nueva forma de aprender, convirtiéndose en toda una experiencia pedagógica dentro de la sede y en la región.
Para el profesor Henry, los residuos electrónicos se tejen como filigrana a través de piezas únicas que son vendidas especialmente a turistas extranjeros, que aprecian el trabajo creativo del semillero de innovadores que hoy cosecha Maicao, gracias al apoyo en ferias empresariales que reciben de la asociación de artesanos del municipio, único medio a través del cual comercializan sus productos.