Tras de cotudo con paperas’, ‘bruto y se ayuda’ o ‘caro y malo’, son expresiones cotidianas que utilizamos para referirnos a fenómenos que acumulan inconvenientes.
La calidad de vida en Ottawa, París, Berlín o Berna es sencillamente espectacular. Pagar por tener acceso a ella resulta lógico.
Pero pagar mucho por vivir en una ciudad como Popayán es una estafa.
Una capital caucana semiparalizada, donde recorrer ocho kilómetros requiere una hora de tiempo.
Popayán es un tierra insegura, sin grandes opciones culturales, con el espacio público invadido por cuanto vendedor ambulante existe, la malla vial destrozada y un medio ambiente que es peligroso para la salud. Además, los servicios públicos son costosos y de regular calidad.
Donde se espera mucho del nuevo mandatario, pero resulta que arranca con una oficina de prensa cuestionada desde su campaña electoral y donde aquellos que serán sus secretarios se podría destacar unos pocos porque más de uno tiene rabo de paja.
Las mafias que se enquistaron en la administración y la política payanesa siguen activas y con poder donde negocien a su antojo, aunque se presume que con el nuevo alcalde pueda ser diferente pero las dudas están allí a flor de piel
El departamento y la capital colombiana también se ha desentendido de la capital del Cauca y por eso a los payaneses nos espera un deterioro adicional de nuestra calidad de vida.
En manos del santísimo y de María Auxiliadora queda el nuevo año con un gobierno que se espera como toda escoba nueva barra bien