Se trata de María Camila Pantoja Monsalve, de 16 años, estudiante de Negocios Internacionales de la Universidad del Norte, en Barranquilla, que decidió contar su drama tres meses después del brutal ataque del que fue víctima.
Lo hizo por redes sociales, primero, en un conmovedor relato en Twitter y después en declaraciones al diario El Heraldo, con el permiso de su mamá, María Monsalve, que el pasado 4 de mayo instauró la denuncia en la Fiscalía contra Cristian Leonardo Quintero Pacheco, de 18 años, señalado por la menor de ser su agresor.
“Mi relación duró un año y siete meses. Al principio todo se veía bien, él era amoroso, atento, cariñoso. Me hacía feliz. Pensé que era alguien maravilloso, estaba enamorada, loca por él”, comienza su triste relato María Camila. “Sin embargo, no pude estar más equivocada. Poco a poco él cambió. No era más esa persona fabulosa que conocía. Por el contrario, era de lo peor”.
Pero, ¿qué fue lo que pasó para que esta joven enamorada cambiara tan radicalmente de parecer sobre su novio? La madre cuenta en su denuncia ante la Fiscalía todo se desencadenó el pasado 30 de abril a las 8:20 de la noche, cuando el señalado agresor llamó a María Camila para que saliera a hablar.
El novio de María Camila llegó a la casa para hablar con ella porque habían peleado durante el día, ella recibe el mensaje de su novio que ya estaba afuera, de inmediato sale ella y sube al carro donde este la estaba esperando.
Él le preguntó de una vez ¿Por qué le prestó el trabajo a su compañero? y ella respondió que se lo prestó por lástima, y sin mediar más palabras, empezó a golpearla durante seis minutos.
La joven agregó que la intentó ahorcar hasta dejarla si aire, la siguió golpeando, le dejó el tímpano roto y le desvió el tabique. María Camila en su relato manifestó que logró salir del auto y huyó a su casa.
La historia la cierra María Camila con dos conmovedores trinos que también invitan a la acción a las mujeres que puedan estar en la misma situación.
“Han pasado casi 3 meses desde esto. Aún tengo miedo de verlo, creo que nunca papare de tenerlo. Tengo miedo de que él pueda hacerle esto a alguien más. Y más que todo por esto es que debo contar mi historia. Sé que soy un número más entre los miles de casos que pasan mundialmente, sé que hay gente que le toca peor. Pero eso lo hace menos doloroso, menos humillante y menos triste. Hoy puedo decir que sé que saldré de esto, poco a poco y con paciencia”.
Foto: Tomada de la web