El odio, la envidia y la venganza siguen destruyendo el tejido social y el patrimonio moral de las personas, en este departamento del Cauca y sobre todo en la hermosa Ciudad Blanca nuestra amada Popayán, donde la perfidia humana está causando enorme daño al futuro de la región.
Nadie puede levantar cabeza porque lo calumnian, lo difaman, se le prenden al cuello para estrangularlo, para maltratar su imagen con juicios temerarios que nunca terminan, pero que dejan un sabor amargo entre los líderes sociales que alcanzan a volar alto y que se convierten en líderes de la nación.
El éxito en Cauca no tiene perdón. Haber logrado realizar una carrera política brillante, como la de Eduardo José González, Mario Campo, Felipe Muñoz, y muchos otros, se convierte en un peligro y en un estigma permanente, a manos de francotiradores que, agazapados en los sanedrines de la hipocresía, inventan historias y fantasías que circulan en la mente calenturienta de personas amargadas, que tienen un alto coeficiente de locura.
Por esa franja lunática que todo lo destruye, siempre quedamos rezagados de las grandes decisiones nacionales, aunque seamos la raza más verraca, más impetuosa, más altiva y más trabajadora, como la definen los bogotanos, los antioqueños, los costeños y los llaneros que pertenecen a departamentos donde hay líderes caucanos que ocupan posiciones de preeminencia en todos los sectores de la industria y de la academia.
Este espíritu revanchista, envidioso, egoísta y disoluto empieza en las columnas de algunos medios de comunicación
Es de resaltar que en nuestras regiones se nos pegan las cobijas en muchas cosas peor cuando salimos nos destacamos en todas las áreas sobre todo como líderes en ellas , en la construcción , en las tiendas , es una de las más acreditadas en Colombia, pero en su departamento ha sido perseguida por sus propio rivales y competidores, de manera implacable.
Ellos guardan silencio porque conocen como son sus paisanos a la hora de colocar la espada en la espalda y el beso de Judas propio de la hipocresía que tiene muy buenos exponentes en este departamento.
La persecución implacable contra Eduardo José González director de la UNGRD, que aún en medio de esta enfermedad como es el Cov 19 sigue siendo blanco de sus malquerientes, empeñados en vincularlo a que duden de su proceder en el actuar de la entrega de las ayudas de la institucionalidad a la gente no ha tenido límites ni consideración con los elevados servicios que le presta a la búsqueda de la mitigación de suplir algunas de las necesidades que ahora nos agobia entre los colombianos como es este mal .
Hace pocas noches escuchamos la voz quebrada del tribuno, respaldando las determinaciones y recomendaciones del Presidente Iván Duque Márquez en la lucha persistente y perseverante por librar al país de la peste china que se filtró por los aeropuertos internacionales, cuando creíamos que este año sería el gran momento de Colombia para ingresar a las grandes ligas del comercio internacional.
Al líder Político Felipe Muñoz , condecorado por diferentes entes , como destacado empresario y ser humanos donde siempre ha laborado por el departamento , le ha cobrado la gente al más alto precio sus equivocaciones al momento de estar en una lista donde se sabía que iba salir mal librado porque se olía que lo estaban llevando a una encerrona para perder la curul que el merecía en ese momento y que la gente desea que algún día llegue representar a los caucanos , realmente Felipe Muñoz le hace falta en este momento al Cauca y al Municipio de Popayán , para ayudar al gobierno seccional con su orientación y consejo.
Para defender a un hombre de valores morales extraordinarios como Mario Campo se necesitan muchas páginas, porque Campo es el paradigma de la honradez, que quisiéramos ver en la Secretaria de Salud departamental y no alcanza el espacio de una nota editorial para describirlo.
En el Cauca hay mucho odio contra los líderes de la representación popular, que arriesgan sus vidas, en medio de la turbulencia social y de la incomprensión de mucha gente, que vierte hiel y vinagre en las heridas de esta sociedad maltrecha y desorientada, por la fantasía que ronda por la mente y el pensamiento de personas que alimentan de manera implacable su deseo de venganza. Los pueblos del Cauca, divididos por odios ancestrales, son un espejo de la división y de la confrontación, que genera violencia y que no deja progresar a nuestro departamento.