Durante la presente semana el precio del dólar llegó a niveles insospechados y cerró con la Tasa Representativa del Mercado cercana a los niveles de marzo del año 2020 cuando, en plena pandemia, las economías del mundo colapsaron y en Colombia no fue la excepción.
Desde que en nuestro país el precio dólar se modifica de forma libre y al ritmo de los mercados financieros, desde 1999, eso hace que la tasa de cambio fluctúe frente a los acontecimientos locales y globales.
Para nadie es desapercibido que el mundo económico se mueve a base de transacciones comerciales y, tanto dentro como fuera del país, se siente el impacto del alza de la divisa norteamericana porque afecta, de forma considerable a todos los colombianos.
El pánico económico que se despertó desde el martes en las redes sociales, y que fue replicado y magnificado por algunos medios de comunicación nacionales, sólo trajo como consecuencia el poder ratificar que el precio no se disparó hasta los niveles que pregonaron las aves agoreras, y tampoco se quedó en el precio con el cual abrió la semana.
Es aquí en donde debemos recalcar que cuando ese precio sube, los exportadores son los beneficiados. Cada dólar que reciben llega con un incremento significativo, pero eso sólo es ventajoso si no se cambia por pesos colombianos, porque la devaluación de la moneda nacional es enorme y continuará la pérdida de su poder adquisitivo.
Es por esta razón que se perjudican los mercados nacionales y quienes tienen que importar productos o insumos son los más golpeados a la hora de negociar y esto, a la larga, repercute en el bolsillo de todos los colombianos que tenemos que pagar más por todos lo comprado.
La variación del precio del dólar no sólo provoca nerviosismo en todas las esferas que componen la economía colombiana, sino que se desploman negocios de importación que ya no pueden sostener contratos porque la compra de la divisa norteamericana desestabiliza y merma el capital de trabajo de las empresas.
La otra expectativa sobre el importe al que llegará la divisa norteamericana durante este año, está centrada en la posesión del presidente electo Gustavo Petro Urrego, ya que con él vendrá un nuevo Ministro de Economía y, hasta la fecha, no hay certezas sobre cuáles van a ser sus primeras determinaciones e injerencias en lo económico.
El mercado interno empezó a sentir los coletazos de esa incertidumbre y la inflación empieza a ser preocupante ya que los colombianos ahora tenemos que invertir más dinero en los productos básicos necesarios, pero no se obtiene la misma cantidad que al principio del año.
Preocupante es la poca o nula acción que ha tenido el Banco de la República sobre esa montaña rusa en la que se montó el dólar y el sistema de control llamado banda cambiaria, dentro de la cual se mueve el precio de la divisa, no ha sido aplicada de manera radical.
Lo preocupante es que en Estados Unidos la inflación amenaza con elevar sin control el valor de su divisa y ese terror esparcido, tiene en vilo a todos los mercados del mundo y a las bolsas de valores, las cuales se mueven en el delgado hilo que sostiene la economía del planeta y hacen maromas impensadas para no dejarla caer.