Me topé con *Luis Miguel Zambrano*, y lo que me comentó me dejó pensativo. Su peculiar prisma *matemático* para analizar la vida de los *conservadores* , una especie de *cálculo político frío*, revela una dinámica que, si bien cínica, parece ser la moneda corriente en la política local. Que ya esté adquiriendo *“rodilleras”* para impulsar la reelección de* Óscar Campo* al Congreso no es más que la gráfica manifestación de una realidad: en el ajedrez político, la lealtad se traduce a menudo en apoyo incondicional, incluso si la base lo percibe como una repetición del statu quo.
*La “Negrilla” del Discurso y la Verdad Artificial*
Zambrano me lanzó un dardo sobre el uso de la negrilla en mis columnas, sugiriendo que se asemeja a una “columna de inteligencia artificial”. Le demostré, claro está, que el uso de asteriscos o negritas en *Cauca Extremo* y en *WhatsApp* no es más que la mejor herramienta para *resaltar* y hacer legible el mensaje en la era de la inmediatez.
Pero hay una verdad más profunda en su señalamiento: *lo único artificial es ver a Luis Miguel Zambrano como parte del final de un partido por el que luchó con orgullo*. Es una paradoja. Él, que fue estandarte y luchó para que la *bandera azul* ondeara con dignidad, ahora es testigo o, peor, partícipe, del desmoronamiento de esa mística.
*Las Familias de la “Vieja Guardia”: El Conservatismo de la Herencia*
El meollo del asunto, y lo que más debe resonar en la base, es la actuación de las *familias de la vieja guardia conservadora*. Esas estirpes han visto a sus hijos ascender a *cargos públicos importantes*, beneficiándose de la maquinaria partidista y los contactos históricos. Pero, *¿dónde queda el pueblo conservador?*
Aquí es donde *la matemática de Zambrano* se hace cruelmente exacta: para esas élites, la base solo existe como *“escobistas*”, o para *servicios generales*. No hay un interés genuino en *apoyarlos para que se capaciten y ocupen cargos importantes.* La brecha es abismal: una clase política que hereda los puestos y una base que solo hereda las tareas subalternas.
Esto es el verdadero *olvido*. La memoria de *los conservadores nacidos* de las *jornadas de lucha* se está desvaneciendo. La vergüenza de unirse y alzar la voz se ha impuesto, permitiendo que apellidos como *Fuentes y Salazar* se conviertan en los principales *enterradores del conservatismo caucano*.
*La Base Debe Castigar y Exigir un Nuevo Compromiso*
La base, la esencia del partido, tiene la responsabilidad de despertar de este letargo. Es imperativo que *castiguen esta indolencia y exijan a nivel nacional* una estrategia clara.
El clamor debe ser por una *Coalición del Partido Conservador* que permita recuperar esa curul anhelada, no con los mismos nombres, sino con un nuevo pacto social. Un pacto donde la bandera azul no solo sea un símbolo de herencia, sino de *oportunidad* para las nuevas generaciones de la base.
Muchos, como *Zambrano*, deben *reconocer* que su propia situación refleja el *fin de un ciclo*. La lucha por el partido no puede terminar en la *resignación o en el apoyo tácito a quienes han convertido la tolda azul en una empresa familiar*.
La única forma de demostrar que no somos columnas predecibles de un algoritmo es que la *memoria histórica* se traduzca en *acción política*. El conservatismo caucano necesita una *revolución desde la bas*e, una que expulse la herencia por la meritocracia y la oportunidad. De lo contrario, la *predicción matemática de Zambrano se cumplirá*, y la bandera azul solo ondeará al compás del viento de unos pocos.


































































