Lo ocurrido en Buenos Aires, Cauca, no es un hostigamiento más; es un grito de auxilio de un territorio que parece haber sido entregado a la barbarie. Un ataque de más de siete horas, el asesinato de dos policías y la destrucción sistemática de símbolos de la institucionalidad ,como la Alcaldía y el Banco Agrario, revelan una realidad innegable: en el norte del Cauca, la ley no la dicta la Constitución, sino el fusil de las disidencias.
La Institucionalidad en Ruinas
La destrucción de la Alcaldía y el Banco Agrario es un mensaje simbólico y práctico devastador. No solo se ataca a la fuerza pública; se ataca el corazón de la gestión civil y la economía local. Cuando un grupo armado tiene la capacidad de sitiar un municipio durante casi un tercio del día, el mensaje para el ciudadano de a pie es de absoluta orfandad. ¿Cómo puede un alcalde gobernar desde los escombros? ¿Cómo puede un campesino confiar en el sistema si el banco donde guarda su sustento es reducido a cenizas?
La Deuda de la “Paz Total”
El gobernador Jorge Octavio Guzmán ha sido claro: la situación desborda la capacidad departamental. Este escenario pone en tela de juicio la eficacia de las políticas de seguridad actuales. Mientras el Gobierno Nacional insiste en diálogos y ceses al fuego que parecen ser aprovechados por estructuras como la “Jaime Martínez” para fortalecerse, la población civil sigue poniendo los muertos y el desplazamiento.
“Esta ofensiva criminal desborda la capacidad departamental”. Estas palabras del mandatario regional no son solo una cifra, son el reconocimiento de un Estado que está perdiendo el control territorial en zonas críticas.
Puntos Críticos a Considerar:
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Desprecio por el Derecho Internacional Humanitario: El ataque a un hospital y el fuego cruzado en zonas residenciales demuestran que la población civil ya no es un “daño colateral”, sino un rehén de la guerra.
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Capacidad Logística Criminal: El retiro de bajas insurgentes en camionetas de alta gama a plena luz del día evidencia una infraestructura logística que compite, y a veces supera, la presencia estatal.
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Incomunicación: Dejar a un municipio incomunicado es la táctica perfecta para el terror; el silencio permite que la violencia se perpetúe sin testigos inmediatos.
Conclusión
El Ministerio de Defensa no puede responder a un ataque de siete horas con comunicados de prensa. El Cauca requiere una presencia integral, donde la fuerza militar recupere el orden, pero la inversión social reconstruya la confianza. Si el Estado no es capaz de proteger sus propias oficinas y a sus propios agentes, la sombra de la ilegalidad terminará por absorber lo poco que queda de esperanza en Buenos Aires.
No podemos permitir que el Cauca se convierta en un territorio donde la democracia sea solo un recuerdo entre los escombros.


































































