La reciente cumbre de seguridad en Popayán, liderada por el Ministro de Defensa y el Gobernador Octavio Guzmán, deja un mensaje claro: el Estado no está dispuesto a ceder más terreno. El anuncio de 312 nuevos uniformados, el despliegue de tecnología aeroespacial y la llegada de vehículos blindados son respuestas tácticas urgentes para un departamento que parece haber retrocedido décadas en materia de orden público. Sin embargo, surge la pregunta de siempre: ¿serán suficientes las botas y el acero para sanar una herida tan profunda?
El músculo operativo como urgencia
Es innegable que el Cauca atraviesa una crisis de seguridad que requiere una intervención de choque. La estrategia presentada destaca por tres puntos clave:
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Tecnología y Aire: El uso de aeronaves no tripuladas es vital para vigilar una geografía que históricamente ha favorecido el repliegue de grupos ilegales.
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Control de Corredores: El refuerzo de guardacostas en los ríos estratégicos ataca directamente la logística del narcotráfico, el motor financiero de la guerra en la región.
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Inteligencia: Priorizar la captura de “objetivos de alto valor” mediante recompensas busca desarticular el mando de las estructuras, más allá del simple enfrentamiento en el campo.
La deuda de la integralidad
Si bien la llegada de pelotones y vehículos blindados en enero brinda un respiro a la fuerza pública, la historia del Cauca nos ha enseñado que el “pie de fuerza” es solo una parte de la ecuación. La seguridad real no solo se mide en número de capturas, sino en la capacidad del Estado para reemplazar las economías ilícitas por oportunidades reales para los campesinos, indígenas y comunidades afro.
El compromiso de la Gobernación y el Ministerio debe ir acompañado de una presencia social robusta. De poco servirá cerrar un corredor fluvial si la ausencia de infraestructura y salud sigue haciendo que las comunidades vean en el grupo armado la única autoridad visible.
Conclusión
El fortalecimiento de la seguridad anunciado es una noticia necesaria y bienvenida para quienes viven bajo el asedio del conflicto. No obstante, el éxito de estas medidas no debe evaluarse solo por la contundencia de las operaciones militares, sino por su capacidad para generar un entorno donde la vida civil florezca. El blindaje de los vehículos es fundamental para proteger a nuestros soldados, pero el blindaje social es el único que traerá la paz definitiva al Cauca.


































































