El deporte, más que una actividad física, es un motor de desarrollo social y un símbolo de esperanza para la juventud. Por ello, la entrega de incentivos económicos a deportistas y clubes en Popayán debería ser un proceso transparente, justo y ejemplar. Lamentablemente, la reciente alerta emitida por la Personería Municipal sobre presuntas irregularidades en la convocatoria de 2025 proyecta una sombra de duda sobre la gestión deportiva en la capital caucana.
El oficio de la Personería no solo advierte sobre posibles cambios en las reglas de la convocatoria, sino que también señala un preocupante favorecimiento en la entrega de estímulos. La preocupación se centra en un detalle procedimental que revela una grave ligereza administrativa: la expedición del acto administrativo ($20251000201284$) que otorga los incentivos, a pesar de que el acta del comité técnico del 14 de noviembre no había sido firmada por el Ministerio Público.
La Firma Ausente: Más que un Protocolo
La firma del Ministerio Público en estas actas no es un simple formalismo; es la garantía de la legalidad y pulcritud del proceso. Al expedir la resolución sin este aval, la administración municipal no solo omite un requisito esencial, sino que parece haber actuado con una prisa sospechosa, minando la confianza en la toma de decisiones.
Pero el problema es aún más profundo. El organismo de control ha manifestado que el acta enviada para revisión no coincide con lo discutido y acordado en la reunión del comité. Esto sugiere, o bien un error administrativo mayúsculo, o peor aún, un intento deliberado de modificar los resultados tras bambalinas. En cualquier caso, esta falta de concordancia exige una corrección inmediata y una explicación clara a la ciudadanía.
El Daño a la Confianza Deportiva
Cuando se entregan recursos públicos, la transparencia es innegociable. El dinero destinado a apoyar el talento local no debe ser utilizado como una herramienta clientelista o un premio de consolación para allegados. Los incentivos deben recaer sobre quienes han demostrado un mérito deportivo real, medible y verificado bajo unas reglas claras y estables.
Las presuntas irregularidades no solo afectan a los deportistas que legítimamente esperaban un apoyo justo, sino que también desmoralizan a toda la comunidad deportiva que trabaja con disciplina y sacrificio. La opacidad en la gestión de estos estímulos es un mensaje equivocado: que el talento y el esfuerzo pueden ser derrotados por el favor político.
Es imperativo que la administración municipal rectifique de inmediato. El proceso debe retrotraerse, el acta debe corregirse fielmente a lo acordado en el comité, y la Personería debe tener todas las garantías para ejercer su labor de control. La ciudad le debe a sus deportistas un proceso impecable, justo y transparente. La pelota está en el tejado de la Alcaldía: es hora de jugar limpio.


































































