El Cauca es una tierra de resistencia, tradición y profunda alegría. Cuando se acerca diciembre, sentimos cómo un espíritu especial, mezcla de fe y esperanza, inunda nuestros hogares y veredas. Es la época en la que, más que nunca, anhelamos que la paz que tanto buscamos en el territorio se refleje en la tranquilidad de cada familia.
Este año, tenemos una oportunidad sencilla, pero poderosa, para demostrar que la fuerza de nuestra gente reside en el cuidado mutuo y la responsabilidad. La iniciativa #IluminaDiciembreSinPólvora no es solo un slogan; es una invitación a tomar una decisión que resguarda lo más valioso que tenemos: la vida y la integridad de nuestros seres queridos, especialmente de nuestros niños.
El Riesgo Oculto en la Celebración
Cada explosión de pólvora, por pequeña que parezca, trae consigo un riesgo desmedido. Las cifras no mienten: la pólvora es la principal causa de quemaduras graves en la infancia durante la temporada navideña.
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Quemaduras de tercer grado que cambian la vida para siempre.
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Lesiones auditivas y oculares que apagan la sonrisa de un niño.
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Sustos y estrés en mascotas, adultos mayores y, tristemente, en comunidades que ya han vivido el trauma del conflicto.
Permitir que el estruendo y el humo opaquen las fiestas es una contradicción. La Navidad en el Cauca debe brillar por las razones correctas: por la unión de la Novena, por el sabor del mecato tradicional, por el abrazo sincero y por esa paz que empieza en el hogar.
Cambiando el Ruido por el Bienestar
Nuestras tradiciones son ricas y diversas, no necesitamos el estruendo de un tote o la luz efímera de un volador para sentir la Navidad. De hecho, al elegir una celebración libre de pólvora, estamos enriqueciendo nuestra cultura:
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Cambiemos el ruido por abrazos: Sustituyamos el temor de una explosión por la calidez de un abrazo que reafirme el amor en la familia.
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Cambiemos el humo por tradición: En lugar de contaminación y riesgo, llenemos el aire con el aroma de la natilla y el incienso en la casa.
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Cambiemos el riesgo por bienestar: Invirtamos ese dinero en un regalo, en una cena más abundante o, mejor aún, en una donación que beneficie a la comunidad.
La luz que debe iluminar nuestro diciembre no es la de la pólvora, sino la que emana del cuidado, la conciencia y la vida.
Hagamos de este fin de año un ejemplo para el país: un Cauca que elige la seguridad, la responsabilidad y la tranquilidad como sus mayores símbolos de fiesta. La decisión es sencilla: Iluminemos Diciembre Sin Pólvora. Es la mejor manera de asegurar que las sonrisas de nuestros niños sean las únicas que estallen de felicidad.


































































