El panorama político del Cauca ha presenciado una irrupción que, aunque silenciosa en su preparación, resuena con fuerza en los círculos de poder tradicionales: la de Rosalba Joaqui. A menudo subestimada por su bajo perfil inicial, esta figura se está consolidando como una de las grandes sorpresas electorales y una potencial fuerza transformadora en el departamento.
De la Preparación a la Sorpresa
La referencia a Rosalba Joaqui como “pequeña” palidece ante la magnitud de su logro reciente, que la puso en una posición de competencia directa con figuras establecidas como Juan Carlos López. Más allá de la anécdota, este ascenso es la prueba de que la política no solo se gana en la plaza pública, sino también en el estudio riguroso y la preparación estratégica.
Si bien la especulación sobre “votos prestados” es común en el ajedrez electoral, lo que resulta innegable y digno de destacar es la capacidad de gestar una base de apoyo significativa desde la discreción. La sorpresa no fue un golpe de suerte, sino el resultado de un trabajo metódico y concentrado. Es un recordatorio potente de que el poder político puede emerger de canteras menos visibles, desafiando la hegemonía de los clanes históricos.
El Respaldo de las “Matronas” Políticas
Un factor crucial para entender la proyección de Rosalba Joaqui es el poderoso respaldo que ostenta. Su incursión en el partido Cambio Radical, aunque descrita como “prestada,” se sustenta en alianzas estratégicas con dos de las figuras femeninas más influyentes en el suroccidente colombiano: la senadora Norma Hurtado y la “matrona” del Partido de la U, Dilian Francisca Toro.
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Este apoyo no solo le proporciona estructura política y maquinaria, sino también una legitimidad instantánea en las esferas de decisión regional y nacional.
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En el juego de ajedrez, Joaqui tiene a su lado a jugadoras experimentadas que saben cómo mover las fichas y dónde concentrar los esfuerzos.
La figura de Aurelio Iragorri como su “padre adoptivo” político añade otra capa de complejidad, vinculándola a una tradición de liderazgo que, para bien o para mal, tiene arraigo en el Cauca.
Un Acto para “Alquilar Balcón”
La confluencia de su sorpresivo caudal electoral, su metódica preparación y el apadrinamiento de poderosas dirigentes, convierten la trayectoria de Rosalba Joaqui en un evento político que está, sin duda, “para alquilar balcón”.
Su caso ilustra una tendencia importante: la renovación de liderazgos que, aunque inicialmente se mueven bajo el paraguas de estructuras tradicionales, tienen el potencial de inyectar nuevas dinámicas y desafíos a la status quo. El Cauca, un departamento con profundas problemáticas sociales y territoriales, necesita líderes que combinen la audacia con la capacidad de gestión.
La pregunta clave no es si los votos fueron prestados, sino si Rosalba Joaqui tiene la visión y la independencia necesarias para convertir ese caudal electoral en una agenda transformadora propia. Si logra trascender la imagen de cuota política y se consolida como una líder con voz propia, su irrupción será un punto de inflexión en la historia reciente del Cauca.


































































