*El Quiebre de un Ideal: Entre la Fe y la Realidad*
Durante años, y al igual que muchos colombianos, abracé la visión de una derecha doctrinaria y fuerte, inspirada en los principios de orden y tradición que alguna vez definieron el *“laureanismo”*. Busqué en el Centro Democrático (CD) ese vehículo para transformar a Colombia en la *“empresa grande y próspera”* que anhelamos, convencido de que *el liderazgo del expresidente Álvaro Uribe Vélez era la senda apropiada para lograr la seguridad y la estabilidad*.
Por ello, acepté con la seriedad que me *caracteriza la invitación a integrar la lista al Senado de la República*, confiando en que mi curul *representaría la voz genuina del Cauca y del olvidado sur del país*. Creí que este era el espacio donde la experiencia de regiones que han puesto los muertos para el *“caballito de batalla” de la política nacional, finalmente sería valorada*.
Hoy, *mi renuncia absoluta e irrevocable* a esta candidatura y al partido es la consecuencia directa de una decepción rotunda: el* Centro Democrático es solo un partido más*, una colectividad instrumentalizada para intereses mezquinos, *donde la base popular es manipulada con la falsa promesa de que “todos somos iguales”*.
*El Payaso en el Circo y la Afrenta al Cauca*
La política, *en su versión más descarnada*, se reveló como un espectáculo. Fui ubicado en la lista no como un representante, sino como un *“payaso en un circo”*. Una figura cuyo propósito era ser exhibida y, peor aún, *convertida en la burla de quienes siempre han anhelado mi derrota*.
Lo más grave es la *afrenta al departamento del Cauca*. Nos han excluido de la posibilidad real de tener una voz fuerte en el Congreso. *Se le permitió a congresistas vecinos, que solo nos visitan en Semana Santa con la clara intención de hacer campaña*, arrogarse la representación de una región que no sienten propia. Esta dinámica es un *eco de la vieja política que utiliza a las regiones y luego las desecha*.
*La Urgencia de una Derecha Justa y Ética*
El país necesita, hoy más que nunca, una *reconciliación de verdad*, no la que promueven los partidos que viven de la polarización.
A pesar de la amarga experiencia, mi convicción de derecha se mantiene, *pero se ha redefinido*:
- *Rechazo la manipulación* de una derecha o izquierda que ha vivido de la violencia, sea esta llamada “seguridad democrática” o “estallido social”.
- *Busco una doctrina justa y honesta*, que abandone las sectas del odio y se concentre en las necesidades reales del pueblo: educación, salud y trabajo.
Mi renuncia es un acto de dignidad. No seré cómplice de un partido que me manoseó y que se burló de los caucanos. Como le dije al expresidente Uribe, *nunca seré comité de aplausos*.
Desde *mis propios espacios de comunicación, seguiré defendiendo el patrimonio del Cauca y promoviendo una derecha que sirva a la gente*, no a los mezquinos que buscan *acabar con la ilusión de una patria que sabe que soñar no es imposible*.
*Marcelo Alberto Arango Mosquera*
*Popayán, 9 de diciembre de 2025*
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