El volcán Puracé ha vuelto a hablar. *Sus fumarolas, densas y persistentes, se alzan sobre el Macizo Colombiano, recordándonos que vivimos en la falda de un gigante dormido. Mientras la actividad sísmica reciente y el visible penacho de gases* activan los protocolos de emergencia y reafirman la *alerta natural* ineludible, hay quienes ven en este coloso humeante algo más que un riesgo geológico: un potente y urgente *mensaje social* para todos los caucanos.
*El Puracé, o ‘montaña de fuego’ en quechua, no distingue entre etnias, ideologías políticas, ni estatus económico*. Cuando él despierta, todos estamos bajo el mismo cielo y, potencialmente, bajo la misma amenaza. Esta indiferencia ante las divisiones humanas es, precisamente, la lección que deberíamos captar.
*La Naturaleza como Espejo de Nuestro Conflicto*
El Cauca es una tierra de belleza inconmensurable, pero también de fracturas profundas: la lucha por la tierra, *la violencia que persiste en varios municipios, y una polarización que a menudo frena el desarrollo. Nuestras divisiones internas a veces parecen tan inminentes como una erupción*.
La fumarola del *Puracé, vista desde Popayán o cualquier municipio vecino*, es un punto focal. Obliga a que la mirada de todos se dirija al mismo lugar. Nos recuerda que:
- *Necesitamos Planes Comunes:* La prevención de desastres no se hace por barrios o por ideologías. Requiere una *coordinación total* entre la Gobernación, las alcaldías, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) y, fundamentalmente, las comunidades indígenas y campesinas que viven en la zona de influencia. Si no logramos unirnos para planificar cómo salvaguardar la vida, ¿cómo vamos a unirnos para planificar la prosperidad?
- *La Vulnerabilidad es Colectiva*: Un evento mayor afectaría la infraestructura vial, el suministro de agua y la agricultura de la región. La respuesta no puede ser individualista. Es un llamado a activar la *solidaridad intermunicipal* y a reconocer que la estabilidad de un municipio impacta directamente en la del vecino.
*El Mensaje del Gigante*
Más allá de la alerta amarilla y de los reportes técnicos del SGC (Servicio Geológico Colombiano), veamos *el humo del Puracé como el gran ‘quipu’ de la naturaleza caucana, un nudo que simboliza la necesidad de atar cabos sueltos y construir un solo tejido social*.
Es hora de que los caucanos entendamos que el desarrollo y la paz del departamento solo serán sostenibles si logramos superar las fronteras invisibles que nosotros mismos hemos creado. Que la potencia de esa fumarola nos sirva de espejo: *Si el gigante de piedra puede concentrar su energía en una manifestación tan visible, nosotros debemos concentrar la nuestra en la construcción de un Cauca unido y seguro*.
Que el 2026, que ya se asoma, nos encuentre trabajando juntos, no por temor al volcán, sino por un profundo respeto a la tierra que habitamos y a la vida de nuestros vecinos.
*El Puracé ya dio la señal; ahora nos toca a nosotros responder con la unidad que el Cauca merece y exige*.
*MARCELO ARANGO MOSQUERA*
*Columna de Opinión*
*Popayán, 10 de diciembre de 2025*


































































