En un escenario político donde a menudo las convicciones parecen diluirse ante el pragmatismo, la voz de Lucy Amparo Guzmán González (L-102) resuena con una contundencia necesaria. Su reciente declaración no es solo el anuncio de una candidatura; es una declaración de principios sobre lo que significa hacer política en el Cauca y en Colombia hoy.
La política no es un cheque en blanco
Uno de los puntos más críticos de su discurso es la denuncia sobre la falta de garantías en la conformación de las listas del Partido Liberal. Lucy Amparo no teme señalar la “incertidumbre” y la ausencia de reglas claras, elementos que casi la llevan a dar un paso al costado. Sin embargo, su decisión de permanecer no es un acto de sumisión, sino de resistencia interna.
Al afirmar que no acepta el aval como un “cheque en blanco”, envía un mensaje poderoso a las directivas nacionales y a sus electores: su lealtad no es con un logo o una estructura burocrática, sino con la dignidad que, según sus propias palabras, “no se negocia”.
Más que un nombre en una lista
Es refrescante y necesario escuchar a una mujer lideresa negarse a ser un simple “relleno” para cumplir cuotas de género. Lucy Amparo busca la Cámara de Representantes para:
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Luchar por las causas sociales.
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Ser elegida por mérito y capacidad.
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Representar al Cauca con la firmeza que el departamento exige.
Su enfoque en “cuidar para transformar” propone una política más humana, alejada de los cálculos fríos y cercana a las bases, a las mujeres y a los líderes territoriales que la impulsaron a seguir adelante.
Un camino de fe y firmeza
Finalmente, su mensaje se humaniza al invocar sus raíces y sus motores personales: su familia, su equipo de trabajo y el recuerdo de su madre. Esta conexión emocional, combinada con una postura técnica y política clara, la posiciona como una opción que busca la renovación desde la independencia y el carácter.
El camino hacia el Congreso es arduo, pero si la campaña de la L-102 mantiene esa coherencia entre el decir y el hacer, el Cauca tendrá en la Cámara una voz que no se silencia ante las presiones y que pone la decencia por encima de la conveniencia.


































































