La reciente captura en Cajibío de un hombre de 65 años por el grave delito de acceso carnal abusivo con menor de 14 años es una noticia que, aunque dolorosa por la naturaleza del crimen, genera un profundo alivio. Este procedimiento, ejecutado por la Policía Nacional, no es un hecho aislado, sino la reafirmación del deber innegociable del Estado de proteger a sus ciudadanos más vulnerables.
El delito que se le imputa al capturado ataca la esencia de la integridad y la inocencia de la niñez, dejando cicatrices que trascienden lo físico. La efectividad de las patrullas del Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes para ubicar y capturar al individuo por orden judicial en la zona urbana del municipio demuestra que los mecanismos de la justicia funcionan cuando se activan correctamente.
El Mensaje Implícito de la Captura
Esta acción de la Policía del Cauca envía un mensaje doble y contundente a la sociedad:
- Cero Tolerancia: Se ratifica el compromiso con la judicialización de quienes atenten contra los derechos y la integridad de los niños, niñas y adolescentes. No puede haber refugio para la criminalidad que viola a la niñez.
- Confianza en la Autoridad: Al cumplir con la orden de captura, las autoridades le demuestran a las víctimas y a sus familias que la búsqueda de justicia es una prioridad y que sus denuncias tienen eco.
Más Allá de la Captura
Ahora, el foco debe centrarse en el proceso que el capturado enfrentará ante la autoridad competente. Es fundamental que el sistema judicial garantice el debido proceso y aplique el peso total de la ley, enviando una señal clara sobre la severidad con que la sociedad colombiana castiga estos crímenes atroces.
La seguridad y la convivencia ciudadana no solo se miden en el control de robos o riñas; se miden, sobre todo, en la capacidad de las instituciones para defender y restaurar la dignidad de sus niños. La captura en Cajibío es un paso firme en esa dirección.


































































