El anuncio de la creación del ‘Movimiento del Conservatismo Puro’ en el Cauca es un síntoma revelador de la crisis de identidad y fractura que atraviesan las estructuras de los partidos políticos tradicionales en Colombia. Más que un simple reagrupamiento, este movimiento representa un llamado a la acción desesperado por parte de líderes que se sienten abandonados y traicionados por sus propias bases históricas y familiares.
El Vacio de Liderazgo y el Éxodo
La columna vertebral de este intento de reorganización es la reacción al “abandono de la organización” por parte de figuras clave: exparlamentarios, exalcaldes, y familias históricamente influyentes que han ostentado cargos burocráticos. El relato es uno de diáspora, donde quienes antes fueron pilares del partido ahora buscan refugio o apoyo bajo otras banderas o logos.
Esta situación no solo fragmenta la base electoral, sino que deja al partido en una posición de vulnerabilidad simbólica. La queja de que el Partido Conservador en el Cauca no tendrá un candidato con sus propias banderas y logo, es una admisión de la pérdida de relevancia y de la incapacidad de la cúpula actual para mantener la lealtad de sus líderes más visibles. Cuando los congresistas de un partido están coadyuvando a la victoria de otros, la identidad del movimiento se diluye peligrosamente.
La Búsqueda de la Unidad contra los ‘Odios Familiares’
El propósito de la convención regional de cara a la creación del ‘Conservatismo Puro’ es, quizás, el punto más diciente: “lograr la unidad y así acabar esos odios familiares que han hecho tanto daño a los conservadores en el Cauca”.
Este objetivo revela que la fractura del Partido Conservador en la región es menos ideológica y más clientelista y personalista. Las divisiones no se dan por diferencias en la visión de país o de región, sino por rivalidades ancestrales entre clanes políticos que priorizan el poder burocrático sobre la plataforma programática.
El concepto de “Conservatismo Puro” sugiere una nostalgia por una versión del partido más cohesionada, quizás con mayor fidelidad a unos principios fundacionales, o simplemente una versión donde la repartición del poder era más clara y menos disputada por facciones internas. La gran pregunta es si una simple convención puede sanar heridas y odios que, según se relata, han sido el motor de la política caucana por años.
¿Renacimiento o Último Esfuerzo?
El futuro de este movimiento depende de dos factores cruciales:
- La Capacidad de Atracción: ¿Lograrán los líderes del ‘Conservatismo Puro’ convencer a la base de votantes y a los líderes locales menores de que el nuevo movimiento tiene la fuerza y la estructura para competir, o seguirán a las figuras históricas que ya migraron?
- La Claridad Ideológica: Para ser “puro”, el movimiento deberá definir qué significa ser conservador en el Cauca de hoy. ¿Es una defensa de la tradición, una postura de centro-derecha modernizada, o simplemente un intento de reclamar el espacio burocrático perdido? Sin una plataforma clara, será percibido solo como una reorganización de estructuras sin un verdadero alma política.
Este intento de resurgimiento es un esfuerzo tangible por sobrevivir en un panorama político que ha cambiado drásticamente. Si logran dejar atrás los “odios familiares” y ofrecer una visión renovada, el ‘Movimiento del Conservatismo Puro’ podría ser un factor a considerar. De lo contrario, será recordado como el último intento fallido de un partido que no pudo adaptarse a los nuevos tiempos.


































































