La reciente determinación judicial que ha tocado al expresidente Álvaro Uribe Vélez ha desatado una ola de indignación y apoyo en Popayán, evidenciada en vallas humanas que claman por su inocencia. Este respaldo masivo subraya una profunda división en la percepción pública sobre la justicia y el servicio a la nación.
La esencia de la frustración ciudadana radica en la aparente paradoja de que figuras con un historial de servicio significativo, a su juicio, sean objeto de condenas que muchos consideran infames. La ciudadanía se cuestiona cómo es posible que, por un lado, se premie con curules en el Senado o sueldos pagados con impuestos a personas cuya contribución a la patria es, para algunos, cuestionable, mientras que un líder como Álvaro Uribe Vélez, a quien muchos atribuyen un papel fundamental en la seguridad y el desarrollo del país, enfrente un proceso judicial de esta magnitud.
Esta situación lleva a una reflexión ineludible: ¿quiénes son, en realidad, los parias de la patria? ¿Son aquellos que, desde la perspectiva de sus defensores, han sacrificado su vida por el bienestar de Colombia, o son quienes, desde otras ópticas, se han aprovechado de las instituciones o han actuado al margen de la ley?
La respuesta a esta pregunta no es sencilla y se encuentra en el crisol de interpretaciones sobre la justicia, la política y la historia reciente de Colombia. Para una parte de la sociedad, un paria es aquel que traiciona la confianza pública, que se enriquece ilícitamente o que socava los cimientos de la democracia. Para otros, el paria es el sistema judicial que, según su percepción, es instrumentalizado por intereses políticos o ideológicos, persiguiendo a quienes han sido baluartes de la nación.
La indignación manifestada en las calles de Popayán es un síntoma de un debate más amplio sobre la moralidad pública, la responsabilidad de los líderes y la independencia de las ramas del poder. Mientras persistan estas tensiones y discrepancias, la pregunta sobre quiénes son los verdaderos parias de la patria seguirá resonando en el corazón de la ciudadanía colombiana.
¿Consideras que esta columna de opinión refleja adecuadamente la complejidad del sentir ciudadano en este tema?


































































