La estrategia de la administración departamental parece centrarse en lo esencial: mejorar la calidad de vida de los habitantes del Cañón del Micay a través de la infraestructura social y productiva.
- Vías que Unen: Las inversiones en vías son, quizás, las más transformadoras. En una geografía tan compleja, un camino transitable significa la diferencia entre el aislamiento y la conexión con mercados, servicios de salud y centros educativos. Estas vías no solo transportan bienes, sino que también pavimentan la ruta hacia la legitimidad institucional y facilitan el ejercicio de la ciudadanía plena.
- Educación y Deporte, Semillas de Futuro: Enfocarse en la educación y el deporte es sembrar la semilla del futuro. Proporcionar espacios de aprendizaje y recreación a la juventud del Micay es ofrecerles alternativas reales y atractivas frente a la violencia. Es un mensaje claro: la oportunidad está aquí, en la escuela y en el campo de juego.
- El Agro, Base de la Economía Sostenible: Apoyar el sector agropecuario es reconocer que la sostenibilidad económica de la región reposa en la tierra. Fortalecer el agro con inversiones y asistencia técnica es vital para promover la sustitución de cultivos ilícitos y afianzar la economía lícita, proporcionando a los campesinos un sustento digno y estable.
El Cauca que Sueña con Paz y Oportunidades
El corazón de este esfuerzo es la convicción de que el Cauca sueña con paz. Esta paz no es un concepto abstracto, sino la suma de las pequeñas victorias cotidianas: un niño que asiste a una escuela renovada, un agricultor que puede sacar su cosecha sin riesgo, una familia que ve en su territorio un lugar para prosperar.
La presencia del gobernador Guzmán en el Micay es un acto de valentía y un llamado a la unidad bajo el lema “La Fuerza del Pueblo”. Demuestra que el Estado, en su nivel departamental, está dispuesto a llegar a las zonas más complejas para cumplirle al Cauca y convertir la esperanza en realidad.
Esta columna de opinión resalta que los hechos y las inversiones en el territorio son los verdaderos artífices de la transformación social. Es en el Cañón del Micay donde se está escribiendo un nuevo capítulo, uno en el que las inversiones son sinónimo de oportunidades y el camino se construye, literalmente, para unir a una región que anhela la paz y el desarrollo. La tarea es ardua, pero la llegada de estos recursos es un paso firme y contundente hacia ese futuro soñado.


































































