La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) ha sido insistente en su mensaje: la responsabilidad en la vía recae en todos, sin excepción. Sin embargo, este llamado a la conciencia debe ir más allá de una campaña informativa; debe transformarse en una política pública y un compromiso ciudadano arraigado. Es por esto que la reciente adhesión de la Gobernación de [Nombre del Departamento, si lo tienes, sino usa la gobernación en general] a las iniciativas de seguridad vial no es solo un gesto burocrático, sino una declaración clara y contundente: las vías son de todos y la vida de cada ciudadano es nuestra prioridad compartida.
Decreto [Menciona el número del Decreto, si lo sabes, o usa una descripción genérica]: Con la firma de este decreto, la Gobernación no solo refuerza las campañas de la ANSV, sino que establece un marco de acción local para promover la prudencia, el respeto y la convivencia en nuestros corredores viales. Es un pacto por la vida que nos obliga a todos.
El Alto Costo de la Irresponsabilidad
Los accidentes de tránsito no son una fatalidad inevitable; en su gran mayoría son la consecuencia directa del irrespeto a las normas. El mensaje de la ANSV es claro: hacer caso omiso a las señales, exceder los límites de velocidad o, peor aún, conducir bajo los efectos del alcohol, tiene un precio demasiado alto: la vida. Las cifras de fatalidades y heridos graves en nuestras vías son un espejo doloroso de nuestra falta de compromiso.
Cuando un conductor decide ponerse al volante en estado de embriaguez, no solo está violando la ley; está decidiendo jugar a la ruleta rusa con su vida y, lo más trágico, con la de otros. Esta columna de opinión es un llamado urgente a la reflexión: ningún trago, ninguna prisa, justifica el riesgo de dejar una silla vacía en el hogar de alguien.
Detrás de Cada Viaje, Hay una Espera
La esencia de este nuevo impulso de seguridad vial, respaldado por la Gobernación, radica en una verdad universal y profundamente humana: siempre habrá alguien en casa que nos espera.
Nuestras carreteras y calles son los caminos que nos llevan de vuelta a nuestros seres queridos. Cuando emprendemos un viaje, llevamos con nosotros la esperanza y la tranquilidad de aquellos que confían en que regresaremos sanos y salvos. Conducir con seguridad no es solo un deber legal; es un deber moral con la familia, los amigos y la comunidad que nos rodea.
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Para el Conductor: Recuerde que su vehículo es una herramienta, no un arma. La paciencia, el respeto al peatón y la abstinencia total de alcohol al conducir son innegociables.
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Para el Peatón: La vía es compartida. Utilice los cruces designados, preste atención y evite distracciones como el celular al caminar. Su vida es invaluable.
La Gobernación y la ANSV han puesto las reglas claras y el marco institucional. Ahora, la pelota está en nuestra cancha. Que este decreto y las campañas sean el recordatorio diario de que nuestra prudencia en la vía es el acto de amor más grande que podemos tener con quienes nos esperan en casa.
¡Conduzcamos seguros, porque la vida es el destino más importante!


































































