El destacado CEO de OpenAI, Sam Altman, pronostica un futuro inminente donde la inteligencia artificial (IA) será más avanzada y capaz que nunca, según declaró en una reciente charla en la Universidad de Stanford. “ChatGPT-4 es el modelo más básico que ustedes usarán”, afirmó Altman, aludiendo a las prometedoras capacidades de las futuras versiones de la herramienta.
Esta visión apunta a un GPT-5 ‘realmente bueno, materialmente mejor’ en comparación con su predecesor, que Altman calificó de ‘un poco deficiente’ en sus capacidades actuales. “Debemos evitar sorpresas y apostar por la evolución gradual, para que el público pueda participar en el proceso y adaptarse al ritmo de los cambios que la IA traerá”, explicó el CEO.
Reflejando sus días de universitario, Altman se describe como ‘optimista, emocionado y curioso’ acerca de lo que depara el futuro de la IA, destacando la presente época como un momento óptimo para el emprendimiento en el campo de la IA, dado su monumental avance tecnológico.
Mientras tanto, la asimilación social frente a la inminente transformación provocada por la IA es una preocupación para Altman. “Los mayores riesgos surgirán de cambios sutiles en la sociedad y no de eventos catastróficos”, enfatizó, destacando la significancia de un despliegue pausado y deliberado de estas tecnologías para promover una co-evolución positiva con la sociedad.
OpenAI no solo vela por la eficacia de sus desarrollos, sino también por el correcto uso ético de la IA. “Con herramientas poderosas como la IA, la decisión de cómo se utilizan recae tanto en los usuarios como en los gobiernos y representantes electos”, apuntó Altman. En su opinión, no alcanzarán la perfección en este equilibrio, pero están comprometidos con el principio de la IA para el beneficio de todos.
El CEO concedió poca importancia al alto costo operativo de ChatGPT, aproximadamente USD $700.000 diarios, poniendo en relevancia el valor de la innovación y el ingenio humano ante el gasto financiero. La singular estructura de OpenAI, una entidad sin fines de lucro poseedora de una empresa comercial, también fue defendida por Altman, afirmando que se han adaptado y permanecido fieles a su misión esencial a lo largo del tiempo.
Altman incursionó en la esfera de la exploración espacial, mencionando la utilidad de enviar robots al espacio dado el entorno hostil para la vida biológica. Abogó por considerar el acceso a cierta capacidad computacional como un derecho humano en un futuro no muy lejano. El emprendedor relativizó el impacto de la IA en la innovación humana, manteniendo que las mejores herramientas resultarán en logros humanos más asombrosos.
Indagando en la búsqueda de la Inteligencia Artificial General (AGI), Altman reiteró que esta ha sido su dirección principal, manteniendo que la AGI contribuirá a una pluralidad de sistemas inteligentes especializados, anclando la potencia computacional como un pilar crítico en esta quest. Aun así, expresó que múltiples actores jugarán un papel en la configuración final de la AGI, sugiriendo un ecosistema competitivo y diverso.
Por último, Altman discutió sobre la intersección de hardware y IA, revelando dudas sobre la necesidad de nuevos dispositivos para la IA emergente. Aunque mencionó proyectos prometedores como el ‘AI Pin’ de Humane, en el que invirtió, y su colaboración con el ex diseñador de Apple, Jony Ive, Altman subrayó que el éxito de la IA puede no depender de nuevos hardwares sino de su accesibilidad y aplicación práctica. “El hardware de IA es emocionante, pero puede que no esté en mi campo de experiencia para liderar ese desafío”, reconoció.
