En tiempos donde las redes sociales se han convertido en una extensión de la vida privada, la idea de que compartir cada momento con la pareja en plataformas como Instagram, TikTok o Facebook es un símbolo de amor auténtico parece estar en entredicho. Varios estudios coinciden en una conclusión provocadora: las parejas que publican con más frecuencia en redes sociales podrían ser, en realidad, menos felices.
Este fenómeno ha sido analizado recientemente por el creador de contenido y profesional del área de la salud, Álvaro Fernández, conocido en redes como Farmacéutico Fernández, quien en un video viral en TikTok expone los hallazgos de tres prestigiosas universidades que investigaron el vínculo entre felicidad conyugal y comportamiento digital.
¿Una relación feliz necesita likes?
La Universidad de Kansas encontró que las parejas que sienten inseguridad dentro de su relación son las que más tienden a publicar contenido juntos, como una forma de validación pública. Es decir, buscan reafirmar su vínculo no tanto entre ellos, sino ante los ojos de los demás.
Desde Reino Unido, la Universidad de Brunel fue más allá al señalar que las personas que publican constantemente sobre su pareja suelen hacerlo en busca de aprobación externa, más que por auténtico disfrute del vínculo. El gesto se vuelve más una estrategia de imagen que una expresión de cariño genuino.
Por su parte, investigadores de la Universidad Northwestern (EE. UU.) concluyeron que en relaciones emocionalmente sólidas, el impulso de publicar disminuye considerablemente. La estabilidad no necesita confirmación digital.
Tres claves para entender este patrón
Según Álvaro Fernández, hay tres factores comunes detrás de esta hiperexposición amorosa en redes:
· Inseguridad en la relación: cuando hay dudas internas, se busca validación externa para llenar ese vacío.
· Obsesión por la apariencia: se prioriza cómo se ve la relación desde fuera, en lugar de vivirla auténticamente desde dentro.
· Necesidad de aprobación social: muchas publicaciones no son para la pareja… sino para la audiencia.
¿Discreción = fortaleza emocional?
El análisis invita a cuestionar el uso de redes como termómetro emocional. En realidad, una relación fuerte puede construirse en silencio, sin necesidad de exponer cada detalle a la opinión pública digital. El “postureo” en pareja, si bien puede parecer romántico, podría estar disfrazando tensiones, vacíos o una falta de conexión real.
En contraste, las parejas que eligen la discreción —que no necesariamente significa esconderse— tienden a enfocarse más en la calidad de su vínculo que en la cantidad de interacciones sociales que genera.
Aunque las redes sociales pueden ser un canal para compartir momentos especiales, también pueden distorsionar la percepción de lo que es una relación sana y feliz. La verdadera solidez emocional no siempre necesita un selfie para validarse.
En tiempos de sobreexposición, amar en voz baja puede ser un acto de seguridad, madurez emocional y autenticidad. Porque al final, la felicidad no se mide en likes.