Dos fotografías conocidas por el periodico El Espectador muestran al capitán Antonio Rozo Valbuena por fuera de su centro de reclusión, a pesar de estar condenado a 24 años por 18 ejecuciones extrajudiciales. El Ejército ya investiga el caso. La foto se habría tomado el 10 de noviembre, el mismo día en que Colombia jugó contra El capitán Antonio Rozo Valbuena confesó que entre 2006 y 2007 perpetró 18 ejecuciones extrajudiciales. Lo hizo como comandante de la unidad operativa del recién creado Gaula de Córdoba, el cual fue la respuesta del Gobierno para aplacar la ola de secuestros y extorsiones en la región. Los detalles de cómo operaba ese equipo del Ejército, de los dineros, las felicitaciones y la manera en que “legalizaba” los crímenes para cumplir con el objetivo de mostrar resultados en la zona, los contó el propio Rozo antes de ser condenado por las 18 muertes en primera y segunda instancia. Su versión del trabajo del Gaula de Montería perturbó en 2011 a altos mandos del Ejército como el general Javier Fernández, en ese entonces jefe de inteligencia militar conjunta. Fernández dijo que, con sus declaraciones, Rozo sólo estaba buscando beneficios penales. El nombre del capitán es bien conocido en el mundo castrense, pues fue él quien reveló en la Fiscalía cómo el Gaula de Córdoba se convirtió en una máquina de muerte. “Están condenando a los más idiotas. No busquen aquí, busquen arriba”, señaló. Además dijo que, mientras se está condenando a soldados de bajo rango, quienes en realidad dieron las órdenes están pasando desapercibidos. Hoy, Rozo Valbuena vuelve a ser blanco de controversias por cuenta de unas fotografías conocidas por El Espectador en las que aparece junto a su compañera por fuera del centro de reclusión, el Batallón de Artillería Nº 13 Fernando Landazábal en Bogotá, a pesar de estar cumpliendo una pena de 24 años y de haber confesado que participó en el asesinato de 18 jóvenes desde su posición como integrante del Ejército Nacional. En varias ocasiones, el capitán ha presentado excusas médicas para salir, pues está siguiendo un tratamiento psiquiátrico en el Batallón de Sanidad del Ejército. En otras dos ocasiones explicó que tenía que salir por la enfermedad y posterior muerte de su mamá. Los papeles están en orden. Sin embargo, Rozo no podía estar en otro lugar diferente al del motivo de su salida, y aun así aparece con su compañera en un centro comercial. Esa visita sería, a todas luces, una falta grave de un oficial que, encima de todo y después de lo que ha confesado, sigue activo. Consultado por El Espectador, el Ejército confirmó que ya conoce las fotografías y que desde el sábado se ordenó una inspección al centro de reclusión, ubicado cerca de la cárcel La Picota en Bogotá, y además le pidió al Inpec el traslado al capitán. Sin embargo, la investigación interna sólo se realiza a raíz de la fotografía en la cual la pareja aparece vistiendo la camiseta de la selección de Colombia en lo que parece ser un centro comercial. Hay otra foto que siembra dudas sobre las libertades que ha tenido el condenado capitán, pues aparece en un carro como si estuviera manejando, actividad que tampoco puede hacer.
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