Mediante una expresión conmemorativa, los payaneses recordaron y repudiaron la masacre que cobró la vida de diez campesinos hace 15 años en este territorio.
Sobre las 2:20 de la tarde del lunes 15 de enero de 2001, la tranquilidad del sitio conocido como la ‘Loma de los Aguacates’, en la vereda de La Rejoya, se vio alterada de manera súbita; varios estruendos producidos por armas de fuego de corto y largo alcance retumbaron sin cesar. Tras el silencio, el saldo trágico horrorizó a la comunidad; un total de diez campesinos yacían tendidos sin vida sobre la vía, con tiros de gracia fueron masacradas por un grupo ilegal al margen de la ley.
Hoy quince años después, los nombres de Over José, Carlos Adolfo, Rubén Darío, Hugo, Absalón, Florencio, José Luis, Juan Carlos, José Oveider y Wilmer; las víctimas de este acto de violencia que repudió el país entero, se volvieron a escuchar. La Alcaldía por intermedio de su Secretaría de Gobierno y la Mesa Municipal de Participación Efectiva de las Víctimas de Popayán con la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, organizaron hoy una programación especial como expresión conmemorativa a la memoria de aquellas personas.
Dicho acto de evocación se inició en horas de la mañana con un conversatorio en la Casa Museo Mosquera, al cual asistieron familiares y amigos de las víctimas con el acompañamiento de César Augusto Sánchez Daza, secretario de Gobierno Municipal; Cristian Gómez, coordinador del Enlace Municipal para las víctimas, Jorge Arturo Vásquez, director Departamental de la Unidad para las Víctimas y Claudia Cano, coordinadora de la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, entre otros delegados y representantes de las distintas entidades y organizaciones que tienen pertinencia en el tema de víctimas.
El conversatorio, que dio apertura a la recordación, giró en torno a la memoria como la facultad psíquica que poseen los seres humanos para retener y recordar hechos del pasado, con la intención de aclarar lo que realmente sucedió aquella tarde de enero, tomar consciencia sobre las consecuencias que ese hecho dejó sobre las familias y amigos de las víctimas y las implicaciones y repercusiones que siguieron al hecho de violencia como tal; y para que la sociedad repudie estos acontecimientos con la firme convicción de que bajo ninguna circunstancia se vuelvan a repetir.