En la Casa de Nariño vuelven a soplar vientos de molestia, poca ejecución, falta de comunicación y desacuerdos en el gabinete. El tenso consejo ministerial de la noche de este miércoles, al parecer, fue el florero de Llorente para que empezaran a circular cartas de renuncias por el despacho del presidente Gustavo Petro, que aunque quiso negar en su momento sobre la solicitud protocolaria de dimisión a sus alfiles, la realidad sobre esta nueva tensión con su equipo de gobierno tan solo tardó unos días en conocer la luz pública.
¿Qué pasó? Fuentes de Palacio y medios capitalinos especializados aseguraron que el jefe de Estado, que ya había mostrado signos de inconformidad con sus ministros en el pacífico, especialmente con la líder de la cartera de Agricultura, tuvo serias diferencias durante el encuentro con varios miembros de su gabinete, especialmente por los indicadores de ejecución . No quedó títere con cabeza. Tan solo Susana Mumahad, ministra de Ambiente, y Carlos Ramón González, director del Dapre, habrían salido bien librados de la rajada.
Sin embargo, la molestia de los funcionarios escaló mucho más cuando Laura Sarabia, directora Prosperidad Social y una de las figuras más cercanas al presidente, pidió, supuestamente, la renuncia protocolaria a los demás asistentes de la reunión, una versión que aunque no ha sido confirmada, corre fuertemente por los pasillos de Palacio.
Sarabia ha generado chispas con varios funcionarios por su rango de movimientos poderosos, pero extralimitado de sus funciones.
Posteriormente, y aunque Presidencia desmintió que Petro haya pedido cartas de renuncias a su gabinete, se conoció la salida de Jorge Iván González, quien se desempeñaba como director del Departamento Nacional de Planeación, DNP, por serias diferencias en el modo de gobernar de Petro.
En este punto, de acuerdo con las versiones, el Sabio, como es conocido el economista, le puso reparos a los planes del presidente, que se ha enfocado en liberar millonarios recursos a las juntas de acción comunal, evitando gobernaciones y alcaldías, una serie de movimientos que no veía con buenos ojos por la falta de experiencia de las organizaciones.
El cortocircuito fue tal que Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, aseguró que el economista dejó el cargo porque “estaba cansado”; sin embargo, el mismo DNP aseguró que la renuncia “no fue motivada por agotamiento ni condiciones de salud”.
La salida de González, considerado como un polo a tierra en el Gobierno, no cayó bien en los círculos políticos del país, que lo vieron como un paso más de radicalización por parte de Petro, un patrón ya marcado tras el adiós de Alejandro Gaviria, Cecilia López y José Antonio Ocampo.
“A Jorge Iván González hay que reconocerle su seriedad técnica, su talante colaborativo, su voluntad para escuchar cuando fue necesario y para explicar cuando se le preguntaba, su capacidad de actuar desde el DNP por el bienestar general. Se trata de una gran pérdida para el equipo técnico del gobierno, era uno de los “polos a tierra” tan necesarios en tiempos de situaciones extrapolitizadas”, expresó Bruce Mac Master, presidente de la ANDI.
A su turno, Sergio Fajardo, excandidato presidencial, cuestionó la capacidad de liderazgo del presidente y auguró un futuro negro en el manejo ministerial.
“En este momento, cuando el presidente tendría que asumir de una vez por todas su condición de líder, capaz de pasar de las palabras a las acciones, comete un gran error. Al salir Jorge Iván González, la persona que articuló el trabajo con las comunidades y con los ministros para construir el plan de desarrollo, y que además tiene la responsabilidad de hacer seguimiento al avance del gobierno, al prescindir de él, significa que se pierde un año y medio de trabajo y el desorden actual aumentará”, aseguró.
Posteriormente, el clima en la Casa de Nariño continuó enrareciéndose con las renuncias de Laura Sarabia, que se vio como un movimiento malintencionado, y Mercedes Gómez, directora de Invías, las cuales no fueron aceptadas.
Además, justo un día después de que Daysuris Vásquez, exesposa de Nicolás Petro, dejara un enigmático mensaje en su cuenta de X (antes Twitter) donde dejaría entrever una serie de supuestas irregularidades en Compra Eficiente, este viernes se conoció que el presidente Gustavo Petro aceptó la renuncia de quien estaba a cargo de la entidad, Stalin Ballesteros. “Ojo con Colombia Compra Eficiente”, trinó Vásquez.
La lluvia de críticas contra Petro, que ha disparado en varias ocasiones contra sus ministros, ha aumentado sustancialmente con el pasar de los últimos meses, especialmente por su poco rango de maniobra para consolidar un equipo de trabajo estable, plural y que muestre resultados concretos cuando ya han pasado 18 meses de su gobierno.
“No hay necesidad de esperar hasta el 2026 para afirmar que Petro es un pésimo jefe. Muy bueno para echar discursos, pero, tristemente, pésimo líder. Para gobernar un país se necesitan buenos discursos y realizar lo que se dice en ellos”, aseguró la socióloga Sara Tufano.
Por su parte, el exsenador Carlos Mejía, del Centro Democrático, aseguró: “Mientras su gobierno hace agua, Petro premia con altos cargos a quienes tienen información en su contra”, refiriéndose a los nombramientos de Laura Sarabia, salpicada en el caso de abuso de poder y escuchas ilegales contra su ex niñera, y Armando Benedetti, conocer de la financiación de la campaña presidencial en la región Caribe, por la que Nicolás Petro enfrenta un juicio por lavado de activos y enriquecimiento ilícito.
“Desde que fui concejal lo advertí, Petro a cada problema le tiene un discurso y no una solución. Siempre se ha caracterizado por lavarse las manos y responsabilizar a otros por sus errores. Su conducta infantil y caprichosa hoy sumerge a Colombia en problemas dolorosos para todos sus ciudadanos”, manifestó el senador Miguel Uribe Turbay.
Debido a lo anterior, varios líderes políticos consideran que el jefe de Estado detesta las opiniones contrarias a la suya en el Gobierno, despreciando aún mucho más a los técnicos, lo que ha ocasionado a la postre un equipo mucho más sectario a su ideología política, que diverso y amplio como en su inicio de mandato.
Luis Gilberto Murillo, quien se desempeña como embajador de Colombia en Venezuela, asumiría durante tres meses la dirección de la cancillería luego de que Álvaro Leyva fuera suspendido en medio de una investigación por irregularidades en el proceso licitatorio de pasaportes.
En este sentido, el senador Humberto de la Calle consideró que “sería una salida estupenda para este embrollo”.
Por su parte, Mercedes Gómez, quien se desempeñaba como directora de Invías, presentó su carta de renuncia al cargo al presidente Gustavo Petro por razones desconocidas.
Sin embargo, de acuerdo con fuentes de Palacio, su renuncia aún no ha sido aceptada.
Por otro lado, el Gobierno de Petro ha mostrado otras falencias al tener sin director encargado al Invima.