Aquí vivencié el significado de afable que, según el diccionario, se aplica a la persona con la que se puede tener una conversación y un trato agradables y cordiales, una virtud que poseen las personas que son amables y carismáticas con quienes comparten. En esta ciudad, se trataba de una virtud social, algo que ejercían todos. La llamaban “El mejor vividero del mundo”.
Sé que me he referido a esto antes, pero la ciudad está invivible y se me atropellan las palabras en las cuerdas vocales por la necesidad de decir algo al respecto, como hijo adoptivo que soy donde los amigos de los Corrillos del Parque Caldas piden a gritos que escriba sobre el tema.
Cuando llegué a Popayán en 1994 donde no volvía a salir de aquí, a acompañar a mis abuelos a unas vacaciones , esta era la ciudad más bacana del mundo, desde el funcionamiento como ciudad hasta la afabilidad de sus habitantes.
Todo andaba bien, las empresas públicas y las tarifas por el servicio eran ajustadas a la realidad; las calles limpias justificaban los impuestos; había orden en el tráfico, se respetaba al semáforo, al conductor de al lado y al transeúnte; era un gusto escuchar las emisoras , estaba Pentavision, el canal 18 . de los cuales muchos cargaron cable e hicieron cámara olvidando que son esos periodistas empíricos que luego su arrogancia les hizo olvidar que el don que Dios les dio de informar es para servir a las comunidades y no para pisotear al prójimo, informaban y divertían con una decencia absoluta; las actividades culturales y artísticas tenían presencia en los cuatro puntos cardinales; se podía andar a pie a cualquier hora de la madrugada.
Aquí vivencié el significado de afable que, según el diccionario, se aplica a la persona con la que se puede tener una conversación y un trato agradables y cordiales, una virtud que poseen las personas que son amables y carismáticas con quienes comparten. En esta ciudad, se trataba de una virtud social, algo que ejercían todos. La llamaban “El mejor vividero del mundo”.
En la segunda mitad de los 90s, me fui por temas de trabajo por 8 años y, cuando regresé con el espíritu ávido de aquella popayanidad , percibí un tufillo extraño, las cosas habían cambiado de forma notoria. Una sola palabra me resonaba en la cabeza: desorden, desde la ciudad como tal hasta sus gentes.
A partir de entonces, he visto desarrollar una ciudad que se embellece en la construcción de edificios, conjuntos cerrados, parcelaciones creando un espejismo de gran ciudad, aunque sin el mejor ordenamiento territorial. Por otra parte, un caos en su funcionamiento.
Sucia, con unos servicios públicos que suspenden por cualquier pretexto técnico y que resultan impagables por las arandelas que le agregan donde quejarse se ha vuelto una vergüenza donde un centro comercial que era para distraerse se ha vuelto en un lugar vulgar donde jamás se pensó que adentro hubiese pequeñas manifestaciones de aquellos afectados por el mal servicio o por los precios elevados que ni la madre de sus directivos serían capaces de pagar . Un tráfico en el que tanto vehículos como peatones hacen algo contrario a la norma.
El nivel de vulgaridad en las emisoras que compiten por la audiencia es insoportable , ya ese estilo de un Miller Giraldo , Kike Álvarez o Enoc Romero Beltrán, se ha vuelto en simple recuerdo cambiado por palabra que cambian el significado de la radio que transforma gente . La cultura y el arte escasean, tenemos el teatro más subutilizado en el planeta, la ciudad no tiene nada que ofrecer a un joven un viernes en la noche, sino lugares para consumir licor y sobrevivir que no sean chocados a tal punto de llegar a su muerte. Ya no se puede andar desprevenido por las calles, los niveles de la violencia social asustan, donde los robos, aunque hagan las capturas necesarias solo muestran que sale uno del ruedo, pero llegan veinte más en su remplazo, a cometer fechorías.
Como dije en algún momento, Popayán es, en la actualidad, una mentira que nos inventamos a diario para poder sobrevivirla aquellos que añoramos la de antaño. Tenemos que dejar de ser los convidados que van a la fiesta vestidos de etiqueta, pero con los interiores rotos.
Es el momento de apoyar a nuestros mandatarios donde volvamos a ese lugar donde #LACULTURACIUDADANA existió y nunca debió irse , donde los propios , extraños digan “Hoy mas que nunca , Popayán es el mejor Vividero del Mundo”
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