
El sistema de elección presidencial en los Estados Unidos es indirecto, es decir, los ciudadanos eligen en realidad a los 538 miembros del Colegio Electoral que son quienes, en última instancia, eligen al presidente y al vicepresidente.
A cada estado le corresponde en el Colegio un número de compromisarios igual a 100 senadores federales, dos para cada estado, elegidos por voto popular para periodos de 6 años, más 435 representantes o congresistas elegidos para periodos de dos años, asignados en proporción a la población estatal y 3 compromisarios más por el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital del país, Washington, D.C., que no es considerado un estado, para completar 538 electores.
Como hay 538 compromisarios en total en el Colegio Electoral, un candidato necesita la mitad más uno para ganar la elección, es decir completar 270 votos electorales. Si ninguno de los candidatos obtiene los 270 votos electorales, la Duodécima Enmienda a la Constitución entra a regir y el Congreso decide quién será el nuevo presidente y en caso de empate, es la Cámara de Representantes la que elegiría al Presidente y el Senado quien elegiría al Vicepresidente, pero con un procedimiento especial de voto.
Cuando en California quien lleva tres horas de ventaja con el resto del país, se ha declarado ganador a un candidato, puede ocurrir que hasta el primer lunes, después del segundo miércoles de diciembre, cuando los electores del Colegio Electoral se reúnan en sus respectivas capitales de estado de acuerdo a la constitución, será cuando se emitan sus votos electorales oficialmente.
Teóricamente, un candidato puede perder en 39 estados, en los que no obtenga ni un solo voto de los ciudadanos y sin embargo, convertirse en presidente al ganar el voto popular en el Distrito de Columbia y en los siguientes 11 estados, algo excepcional, pero que ya ha ocurrido
Las estrategias de las campañas
El equipo de campana de la candidata demócrata heredo de su antecesor Obama, el uso eficientemente las redes sociales y sus bases de datos, conociendo con precisión quien es su votante, como lo moviliza y a través de que canal de comunicación lo hace, lo que les permite segmentar y personalizar el mensaje en función del que lo recibe. La herramienta que usaba Obama en Facebook fue prohibida en el 2014 alegando que la gente no se sentía cómoda porque su información fuera compartida, pero el equipo de Clinton la actualizo al instalar una aplicación en el IPhone, lo que le permite al usuario sincronizar su lista de amigos con la red social. De acuerdo al Portal Político, la aplicación ha sido descargada más de 150.000 veces y en el último recuento, los estadounidenses tenían un promedio de 340 amigos, lo que le permite a la campana acercarse a millones de personas mediante una combinación de fans y amigos, mientras la campana de Trump ofrece solo herramientas rudimentarias para que sus partidarios establezcan contacto con sus amigos, con un post para todos sus seguidores sin segmentación de votantes, invitándolos a unirse al Tren Trump.
La estrategia de Trump se centra en atacar a Clinton apostándole a mostrar una imagen negativa de su rival, minándole su credibilidad y resaltando lo errores del actual gobierno en donde ella se desempeñaba como secretaria de estado, descalificando todas y cada una de sus actuaciones, atacando también la imparcialidad del actual gobierno en esta elección y de los medios de comunicación, para prefabricar una amenaza de fraude.
Aunque no está claro en esta guerra digital cuántos seguidores en sus redes sociales se mantengan con Trump si pierde, el número de seguidores será tan grande y abrumador, que se calcula que el Republicano obtendrá al menos el 40% de los votos y la mitad de aquellos por lo menos van apoyar una afirmación de fraude para denunciar que le ha sido robada la elección, según declaraciones de Steve Schmidt, jefe de la campaña presidencial de John McCain en el 2008.
¿Cómo se mueven las encuestas?
Miles de encuestas se han realizado desde Mayo del 2015 hasta hace unas horas para medir la intención de voto de esta reñida elección y hasta un modelo matemático denominado y reportado como Huff Post Model, que traduce las encuestas en una tendencia de voto día a día, en la que siempre Clinton ha superado a Trump en la tendencia, pero que varía cada vez que entra al espectro una encuesta nueva, motivada por los nuevos anuncios sobre la campaña de sus rivales.
Las críticas de Trump a los padres del soldado estadounidense musulmán muerto en Irak, la crisis de los correos electrónicos de Clinton o el polémico vídeo con comentarios obscenos del candidato republicano son algunos de los momentos que marcaron esta campaña y que pudieron influir en las encuestas.
El voto Independiente
La carrera presidencial puede resolverse con el voto independiente, porque el 51 % de los latinos, que son el 18 % del electorado del estado, y un 49 de los menores de 35 años apoyan a Clinton y un 51 % de los mayores y un 50 % de los que no fueron a la universidad se inclinan por Trump.
FAU-BEP destaca que entre los encuestados que dicen haber votado ya en Florida por correo o en la votación adelantada, que son el 26 % del total de la muestra, un 54 % dijo estar con Clinton y un 41 % con Trump.
Por el contrario, entre los que todavía no han votado, el republicano Trump lleva la delantera: 51 % frente a 42 % de Clinton.
¿Cómo se definen los colores de los partidos?
Existen distintas teorías de porque era esto, desde asociarlo con los colores normales de partidos conservadores y liberales en otros países, hasta ser resultado de una condición aleatoria en la que se usaba el azul para definir al partido oficialista en el momento de la elección, cosa que en el año 2000, la compleja elección terminó asignándole el azul a los demócratas.
Los estados rojos tienden a encontrarse en el sur, las grandes llanuras y en estados montañosos, y los estados azules se encuentran en el noreste, en el área norte del centro y en la costa oeste
A diferencia de la mayoría de países donde el rojo se utiliza para identificar a partidos progresistas que tienden a la izquierda del centro y el azul se usa para partidos conservadores que tienden a la derecha del centro, el Partido Republicano es conservador y se le ve generalmente a la derecha del espectro mientras el Partido Demócrata es socio liberal-progresista y sus posiciones son mucho más a la izquierda que el Republicano en la mayoría de temas.
A diferencia de Colombia, en Estados Unidos la fuerza electoral la lleva el partido y no el candidato, y los votantes apoyan tradicionalmente a su partido con el candidato que gane las primarias, pero en esta elección del 2016 se está viendo por primera vez un movimiento republicano anti Trump, como también algunos demócratas simpatizantes del magnate republicano, por estar en desacuerdo con el Obama-Care y la política internacional del presidente considerada débil para ejercer el control y mostrar su fuerza como policía del mundo.
Históricamente hay cerca de 40 estados que votan tradicionalmente por su partidos y 10 estados denominados pendulares porque se inclinan hacia republicanos o demócratas de manera diferente en cada elección, de cuya conquista depende el triunfo de la carrera por la Casa Blanca.
Siete de estos 10 estados, pueden significar en esta elección 98 votos electorales, donde se encuentran todos en un empate técnico en las encuestas del 31 de Octubre y la pelea más reñida se dará en: Florida con 29 votos separados tan solo en el 0.8%, Ohio con 18 votos distantes 3,5%, Georgia con 16 votos separados por el 4,2%, North Carolina con 15 votos distantes solo 3%, Arizona con 11 votos distanciados en solo 0,6%, Nevada con 6 votos y 1% de diferencia y Alaska con solo 3 votos separados por el 3% en intención de voto.
Quedan solo 7 días para elegir el sucesor de Obama, que si recae en los Demócratas, tendremos la primera mujer presidente de los Estados Unidos y los esposos Obama como la primera pareja de expresidentes, pero si ganan los Republicanos, tendremos a Trump superando a John F Kennedy en el ranking de mayor fortuna de los presidentes de Estados Unidos.
Columna de Germán Augusto Figueroa Galvis, desde Miami