La masacre de caninos en la Vereda Lame de Popayán, es un reflejo de lo que está pasando en nuestra sociedad: pérdida de valores, humanos sin alma, desprecio por las vidas, entre muchos otros factores.
Un humano que asesina no humanos puede ser una persona con graves problemas mentales y psicológicos, desadaptados sociales, personas con conflictos con el alcohol y las drogas, personas con zoofobia, sin empatía por los seres sintientes, o herederos de violencias intrafamiliares e interespecies, de pronto, payasos que quieren volverse famosos, llamando la atención con estas atrocidades.
Los caninos han sido usados para combatir delincuentes, en las guerras para detectar artefactos explosivos, en los desastres para ubicar personas. Se usan para la seguridad colectiva, de nuestros hogares o de nuestros territorios. Los usan las fuerzas armadas y de policía.
En muchísimas ocasiones, se asesinan a los peludos caninos, porque son férreos guardianes de nuestro entorno. Los grupos armados en Colombia han masacrado, a muchísimos de ellos porque los delatan con sus ladridos, cuando llegan a un lugar clandestina y cobardemente a hacer daños. Han sido víctimas de la guerra sin indemnización, ni verdad, ni reparación, ni compromiso de no repetición.
Mal pensemos, que tal que esta masacre de caninos en Lame, busque limpiar la zona de bullosos peludos para cometer actos terroristas en la penumbra de la noche. En las goteras de Popayán, se escucha decir, que personas armadas y extrañas deambulan por allí. Nada extraño, en medio de estas confrontaciones dentro de la búsqueda de paz total y que ha afectado tanto a la población civil, en especial en nuestro Departamento.
Mi llamado a las autoridades no solo a investigar a fondo esta masacre canina, sino a evaluar todas las causas de este doloroso hecho. Es urgente que por primera vez se aplique con severidad en nuestro territorio la ley 1774 de 2016 y los culpables sean castigados ejemplarmente.
Junto a esta investigación, es urgente poner en operación el refugio animal para recoger tanto peludo callejero y movilizar a la sociedad animalista a la solidaridad para su operación, implementar acciones en salud mental y desarrollar un plan urgente para fortalecer acciones por el cuidado y protección animal, pero sobre todo es prioritario que la administración “Alianza con Popayán” lidere una alianza seria por los peludos payaneses, para abolir toda forma de violencia animal. No ha podido despegar la Alianza, falta liderazgo, trabajo en equipo, acciones por resultados, y sobre todo proactividad.
En necesario prender todas las alarmas, para eso se requiere trabajar sin descanso, pero con resultados. De nada sirve no dormir por trabajar, si no hay claridad para conducir el vehículo llamado Popayán.
Decepcionante esta masacre canina y más preocupante aún, si los humanos y no humanos nos sentimos inseguros, en Popayán, Cauca, Colombia, Potencia Mundial de la Vida.
Popayán, 19 de abril 2024
@oscarospinaquintero
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