La Primera Comunión, para un niño, es uno de los momentos más importantes en el período de su infancia, ya que espiritualmente está preparado para recibir el sacramento de la Eucaristía, ese pan y vino que anhela probar para sentirse envuelto por la gracia divina de Dios, luego de atravesar un período de preparación de por los menos dos años.
Con ello, la familia, principalmente padres y madres, deberán asumir el compromiso de acompañar a sus hijos en la fe, y no convertir el momento en tan sólo un acto social, que en muchos de los casos culminaría con una celebración en la que se incurren en gastos exagerados.
Para la comunidad católica, ese acontecimiento es una bendición que recibe la familia y que debe ser vista como la gran fiesta de la fe, pero a la vez, se debe trabajar para que los niños refuercen ese compromiso.
Esa fiesta fue vivida recientemente por 30 niños del Colegio Normal Superior de Popayán, quienes tras cuatro meses intensos de preparación en el curso de catequesis, comenzaron a participar del Sacramento en sus respectivas comunidades.
Compromiso de familia
Para los Sacerdotes Oscar y Norberto, la Primera Comunión se constituye en el día de más ilusión para ellos, y esa ilusión, ciertamente se concretiza en recibir el sacramento.
“Para los niños, que también nosotros vivimos esa experiencia, el día de la Primera Comunión es como el gran día de su período de infancia, posiblemente es el día de más ilusión para ellos, y esa ilusión, ciertamente se concretiza en recibir el sacramento”, explica.
En ese orden, los Sacerdotes exhorta a los padres a trabajar como familia, para que sus hijos conserven esa ilusión de poder siempre recibir a Jesús en la Eucaristía.
“Los padres, como cabeza de familia, tienen una gran tarea, es el no descuidar de llevarles, de encaminarles por el camino de la fe, porque ellos no irían por sí mismos, hay que llevarlos a la iglesia”, dice.
El sacerdote, que cada año recibe en su comunidad religiosa a diversos grupos de comunión o confirmación, dice: “veo muchos casos de jovencitos que van a recibir la Confirmación, y me dicen que la última vez que se confesaron y comulgaron fue cuando hicieron la Primera Comunión, lo que significa que hay un cierto descuido en la familia de no darle continuidad al que los niños participen del sacramento”.
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El Sacerdote indica que la familia debe entender como una bendición que sus hijos puedan acercarse al sacramento, tras indicar que “es el mismo Jesús hecho hombre, presente en ese misterio, el que viene a la vida de los niños, por ende a la vida de la familia”.
“Entonces, el que ellos participen del sacramento, de una manera están haciendo presente a Jesús en el seno de su familia, por lo tanto, es importante que la familia entienda eso y que sienta que ha sido una bendición, porque es una bendición el que puedan participar sus pequeños del sacramento, y quien sabe si también los adultos le acompañan y puedan buscar la manera de que sea toda la familia la que esté presente siempre en la asamblea y participe siempre en la Eucaristía que es donde está presente Jesús el hijo de Dios”, precisa.
El padre Norberto dice que la Primera Comunión es una fiesta que hay que vivirla con alegría y que si los padres se las hacen vivir en grande a sus hijos, no olvidarán nunca ese momento, por lo que siempre podrán responder a la fe, a la consagración de los sacramentos, sobre todo, la Confirmación que será el sacramento que continuará para completar lo que llama Sacramentos de la Iniciación Cristiana para creer en Dios.
La Primera Comunión hay que vivirla en la más íntima espiritualidad familiar, dice profesoras del Colegio Normal Superior de Popayán y quien siempre ha trabajado en la formación cristiana de niños y adultos desde su Institución Educativa.
En ese sentido, explica que el centro educativo pretende ser una comunidad no solo de conocimiento, sino también espiritual, que complemente la formación integral de sus alumnos.
“Buscamos integrar a los padres en el camino de la espiritualidad, a través de encuentros cristianos junto con los niños como lo ocurrido el día de hoy donde hicieron Niños y Niñas su primera comunión, buscamos llevar la verdadera espiritualidad a los padres, para que éstos se lo transmitan a sus hijos y así se de esa parte de la formación integral que buscamos en nuestro centro educativo”, explican.
Sostiene que en las actividades espirituales padres e hijos pueden encontrar alimento, fortaleza y vigor espiritual e intelectual, “y esto para la vida del colegio es muy importante”.
“Enseñamos a nuestros alumnos que la Eucaristía es la fiesta del amor, de ese amor que Jesús nos profesó al entregar su vida por salvar a la humanidad, y dejar como legado el pan y el vino. Que la comunidad católica lo recibe consagrado.
LA EUCARISTÍA
Para Sandra Calderón Núñez, una de las madres que participó de la Primera Comunión de uno de sus hijos, revela que participar de la Eucaristía como familia, en la que participan su esposo y sus dos hijos, ha cambiado su entorno familiar.
“La Eucaristía ha transformado nuestras vidas en casa, y aunque todos somos diferentes, asistimos juntos a la misa, comulgamos mi esposo, mi hijo mayor y yo, y ahora podrá hacerlo el niño”, dice llena de gozo.
Indica que en los momentos difíciles que ha tenido que atravesar su familia, la Eucaristía se ha convertido en una fortaleza espiritual y unificadora.
“Exhorto a toda la familia Caucanas , a las familias del mundo, que traten de acercarse a la iglesia a buscar de Dios, a tratar de tener ese encuentro de la Eucaristía con el Señor, que es lo más importante en la vida de una persona”, expresa.
Considera que la familia que no tiene a Jesús como norte, en un mundo tan convulsionado como el que se vive en la actualidad, “no creo que pueda tener las fuerzas suficientes para enfrentar las situaciones que puedan presentarse en la crianza de los hijos”.
Una fiesta social
La Primera Comunión constituye, además de un acto religioso, una recepción social, en donde se congregan amigos y familiares a festejar la entrada del nuevo miembro de la familia a la comunidad cristiana.
Para esa ocasión, el niño o la niña visten trajes y atuendos que identificarán siempre ese momento de su vida.
La demanda de ese tipo de vestimentas y accesorios, ha hecho que algunas tiendas se especialicen en preparar a los anfitriones de esa fiesta.
Para esa fecha especial, las niñas visten completamente de blanco: vestido, medias, guantes, bolso, zapatos, accesorios para el pelo, entre otros; mientras que los varones exhiben pantalones de color negro, camisa blanca y chalina o corbatín.
Tanto Niñas como Niños, llevan como complemento, accesorios como la vela, rosario, y el libro de la Primera Comunión.