“Parto hacia la construcción de una fuerza colectiva que recupere los caminos de la paz completa y de una sociedad más justa y equitativa. Será menester la suma de todas las voluntades dispuestas a ofrecerle a Colombia una alternativa democrática y legítima que derrote un régimen cada vez más autoritario”. Al estilo de Hernán Cortes, Roy Barreras, propone inactivar la navegación de la U como partido, tras haber notado que viaja en una barca sin rumbo ni destino al amparo de las decisiones del gobierno con el que parece no sentirse a gusto, al apreciar que su partido perdió la vocación de conquista.
No es cualquier cosa lo que está proponiendo Roy. Siempre he pensado que es un hombre bien informado sobre el rumbo de la política y sobre el destino de la patria y siempre se ha movido para no quedarse por fuera de las fotos más importantes de la historia contemporánea. Colombia está llegando a un punto de no retorno. La coyuntura nacional invita al perdón y la reconciliación.
La polarización del país, entre los que quieren ver al expresidente Álvaro Uribe Vélez privado de su libertad, negándole sus derechos jurídicos y políticos, y aquellos que quieren hacer trizas los avances a los que se ha llegado en la implementación de lo acordado con las Farc, ha generado que surja en el país una corriente ciudadana que va por el centro reclamando paz, justicia y equidad, sin importarle los intereses de las extremas.
El articulito que se aprobó en la Comisión I del Senado que permite que por una sola vez se haga la escisión de los partidos, abre la posibilidad jurídica del retiro plural de congresistas de una organización política sin la sanción constitucional de la doble militancia, pues dicha escisión está contemplada como excepción en la ley de partidos. Así, muchos tomarán rumbo y se acomodarán de acuerdo a su forma de pensar y a la identidad que tengan con el marco ideológico del partido de su preferencia.
Los partidos políticos deben pasar a ser organizaciones de orden público, que no pertenezcan a persona alguna y que se regulen internamente por unos estatutos dictados por una ley de partidos que establezca unos mínimos de contenido. En buena parte la estrechez de la participación política obedece a la ausencia de democracia interna en los partidos políticos y a la operación del dedazo para la estructuración de las listas y el otorgamiento de los avales. Unos de los malestares de Roy Barreras y Armando Benedetti en la U, fue la forma en que en su partido se dieron los avales para las elecciones regionales.
Creo y me aventuro a pensar que Roy Barreras es el puntero, pionero de una hoja de ruta bien trazada, que convoca a muchos inconformes que siendo actores políticos no han encontrado guion preciso para actuar, algunos incomodos en el congreso nacional y otros auto condenados al ostracismo por no ver una alternativa que les permita participar en la escena. La salida de Roy y Benedetti de la U, coloca a su presidente en una situación de jaque, para que convoque ya, como aporte a la democracia, la disolución y liquidación de ese partido.