Mientras estaba escribiendo estas reflexiones, en la comisión séptima Constitucional del Senado de la República se hundía la reforma a la salud en Colombia. Un debate mal llevado por el Gobierno Petro, lleno de medias verdades, sectarismo, terquedad, incapacidad de construir consensos y diagnósticos sesgados. Además, sin un plan para enfrentar con propuestas serias a la oposición. Hay consenso en amplios sectores sobre la necesidad de una reforma estructural a la salud. En un reduccionismo miope, llevaron el debate a simplificar el problema de la salud en Colombia: Todo es culpa de las EPS , incluso con un sesgo mayor, que las EPS privadas se han robado la plata de la salud durante 30 años. Como si, quienes conocemos este sistema de la ley 100 del 93, no recordáramos que mucha plata de la salud se perdió en ARS, mutuales, empresas solidarias y cajas de compensación, muchas de ellas públicas. Mucha plata de la salud se la han robado EPS públicas y privadas, hospitales y clínicas públicas y privadas, de derechas e izquierdas, incluso aliados del Gobierno Petro tuvieron mucho que ver en la quiebra de EPS, como Caprecom, por ej. Por eso es un sesgo inadmisible que pretendamos reducir el debate de los problemas del sector salud al papel de las EPS. No señores, la ley 100 trajo cosas buenas, como el aseguramiento universal, la protección del riesgo financiero y la disminución en los gastos de bolsillo, antes de la ley 100 solo podían ir al Seguro Social, los trabajadores afiliados y sus familias, o quienes tenían regímenes especiales como las fuerzas armadas o Ecopetrol o Telecom, pero la mayoría de colombian@s no tenía esa posibilidad. Mucha gente debía vender su finquita o sus vaquitas para pagar la atención de alguna enfermedad grave como el cáncer. Hoy cualquier colombian@ tiene acceso a la atención de las enfermedades ruinosas, es posible que con demoras en las citas y con tratamientos irregulares, pero nadie tiene que vender su casa o finca para obtener la atención, en eso la tutela ha jugado un papel fundamental. Por otro lado, en las cosas reprochables, la ley 100 desmontó toda la Atención Primaria en Salud, acabó las promotoras de salud en campos y ciudades, puso el foco en el negocio de la salud y abandonó la salud pública, cambió el lenguaje de la salud y las prioridades, puso inmensos recursos públicos en manos privadas sin los controles adecuados y el Estado y sus gobiernos fallaron en la inspección, vigilancia y control del Sistema, en eso la Supersalud falló y sigue fallando. Se ha perdido plata de la salud en EPS, en IPS, en entidades territoriales con sus secretarías de salud, en carteles mafiosos, incluso, en personas inescrupulosas que exigen medicamentos e insumos para venderlos. Plata de la salud ha servido para financiar grupos paramilitares y guerrilleros, para financiar campañas políticas y muchos otros excesos.
Ahora veamos tasas comparativas por 100 mil habitantes, de mortalidad evitable entre 1.990 y el año 2020: la enfermedad cardiovascular pasó de 150 a 80; el cáncer pasó de 70 a 50; las enfermedades crónicas no transmisibles de 120 a 70. En términos generales según el Instituto Nacional de Salud la mortalidad evitable pasó de 1.209 a 468 por 100 mil habitantes. Otro indicador interesante es la esperanza de vida al nacer, en 1.990 era de 69 años, hoy es de 77 años. Somos más longevos y nos estamos envejeciendo. Estos datos tienen que ver con la mejoría en las condiciones de salud y vida y sin duda en un mayor acceso a servicios de salud.
Otra arista del debate es si la plata del sector salud alcanza o no para prestar los servicios de salud que requieren los colombian@s. Hoy Colombia invierte cerca del 7.5% de PIB en salud, pero hay países similares a nosotros que invierten más, Ecuador (9.3), Argentina (8.7), Chile (9.2), Panamá (7.7), Cuba (10.3), Costa Rica (10.7) y desde luego que nos falta mucho para alcanzar lo que invierte Estados Unidos (16) o Suiza (12.3). Este tema si debe ser objeto de debate serio en una reforma y desde luego que deben corregirse los mecanismos de flujos de recursos, la integración vertical, y la posición dominante de los aseguradores, también debe revisarse a fondo la política de medicamentos y biotecnología y que decir de la generación de barreras eficaces contra la corrupción a todo nivel, de este cáncer no se escapa ninguna institucionalidad del sector salud.
No comparto la propuesta de estatizar la salud en Colombia, de eso ya probamos con el Seguro Social. Comparto la propuesta de hacer un único sistema de salud solidario, donde quienes más ganemos aportemos a los que poco tienen y de esa manera se garantice su atención. Un sistema de salud donde estén los educadores, los trabajadores de Ecopetrol, las fuerzas armadas y se acabe tanta segmentación e inequidad y a veces, tantos privilegios. Hoy la crisis del sector cubre a todos los colombian@s, de esto no se escapan ni los educadores ni los policías y sus familias. Y esta crisis tiene muchas facetas, por eso son miopes a los que creen que esto se soluciona interviniendo o liquidando EPS por la Supersalud. La Supersalud no ha salvado ninguna EPS, las ha intervenido y ante su incapacidad las ha tenido que liquidar. El Estado es un mal administrador, si no me creen dense una pasadita por Asmet Salud, una EPS nuestra, intervenida por la Supersalud y con problemas crecientes. No ha resuelto los problemas de atención, por el contrario, los ha empeorado.
Si el Gobierno Petro busca estatizar la salud, es un mal camino por 4 razones: 1. Este gobierno aborrece a los tecnócratas y en un sector tan especializado como la salud se requieren verdaderos técnicos y no ideólogos sectarios, además la burocracia acabaría todo. 2. Si no hay competencia, la calidad y oportunidad en la atención en salud se acaba. No habría incentivos. 3. El riesgo financiero sería asumido por el Estado y es tal vez el mayor riesgo para las finanzas familiares. La gente peleando con el Gobierno para que financie sus tratamientos y el Gobierno montando más impuestos para financiarlos. 4. La prestación de los servicios de salud tendría un inmenso riesgo de convertirse en foco de decisiones políticas partidistas y de revanchismo.
Sueño con una reforma de salud, que tenga los recursos suficientes, que establezca un modelo de salud para la Colombia profunda, que privilegie la APS y la salud pública, las políticas de promoción de la salud y la vida y la prevención de daños, que garantice trabajo digno y decente, que sea accesible, oportuno y de calidad y que combata con severidad la corrupción y que ponga en el corazón del sistema a la gente con participación y corresponsabilidad.
Popayán, 4 de abril 2024
@oscarospinaquintero
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