Es intrigante ver la superioridad moral de un apolítico. Suelen hablar de cómo ninguno de los candidatos está a la altura de sus expectativas.
Hablan con orgullo acerca de su voto y explican por qué razón no se lo dan a nadie. Lo más interesante es que después los ves quejándose del incremento del IVA a la canasta familiar o de la corrupción del departamento y sus regiones. La parte triste de la historia es que no logran darse cuenta de que la culpa de eso es de ellos y de nadie más.
En cualquier elección existen tres tipos de votos: Los votos por conciencia, los votos por maquinaria y los votos de los apolíticos (es decir, los no votos).
Los votos por conciencia son los que tienen el potencial de transformar un país. Los votos por maquinaria son los votos financiados por la corrupción. El tamal y el dinero que le dieron se lo van a cobrar con creces en bonos de agua para municipios (Bonos Carrasquilla), en túneles al más allá (Túnel de la Línea), en puentes que se caen (Chirajara), en espectaculares carreteras (Odebretch) o hasta en su servicio de salud (Saludcoop) por no meterme en lio de nombrar lo que esta pasando en algunas regiones del Cauca . Y finalmente los votos de los apolíticos, aquellos que, no votan.
Retomemos las cifras. Exactamente el 46.64% de colombianos habilitados para votar no salieron a participar en las elecciones presidenciales del 2018. Es decir, de los 36 millones salieron a votar 19 millones, 17 millones se quedaron en casa. En primera vuelta Iván obtuvo 7.5 millones, Gustavo 4.8 millones y Sergio 4.5 millones de votos. Pero 17 millones se quedaron en casa ¿Te das cuenta? Esos 17 millones pudieron haber elegido de presidente a Humberto en primera vuelta si hubieran querido.
Pero, ¿por qué es de ellos la culpa de lo que pasa en Colombia y a nuestro departamento? Muy fácil, los votos por corrupción seguirán existiendo así nos guste o no. Seguirán existiendo personas que tienen intereses involucrados en la politiquería y seguirán apoyando la corrupción del país.
Mientras los votos por corrupción son mayores a los votos por conciencia, el país no va a cambiar. Necesitamos los votos de los apolíticos para cambiar el país. Necesitamos que esos votos se conviertan en votos por conciencia. Si esos votos se convierten en votos por conciencia entonces seremos mayores a los votos de la maquinaria.
Solo imagina qué posición tomarían los políticos tradicionales al invertir millones y millones de pesos en campañas políticas que van a perder una y otra vez debido a que los votos por conciencia son mayores a los votos por corrupción.
En algún momento se cansarán de perder dinero porque ya no podrán ganar más elecciones haciendo trampa. Entonces tendremos el apoyo necesario para que una nueva generación de políticos pueda llegar al poder. Una nueva generación que de verdad este comprometida con la construcción de una sociedad equitativa y justa para todos. Una generación de políticos que pueda construir desde las diferentes formas de pensar y no solamente quiera eliminar del mapa a todos los que piensen diferente (Líderes sociales).
La culpa de lo que pasa en el país no es de los azules o rojos, verdes o amarillos. La culpa de lo que pasa en el país la tienen los apolíticos porque sencillamente no les gusta la democracia, no la quieren. No quieren expresar su opinión. No quieren defender lo que por derecho les pertenece.
El día que logremos atraer esos votos y convertirlos en votos por conciencia empezaremos a construir un mejor país y sobre todo un mejor Cauca con su regiones.
Dentro de poco empezaremos elecciones locales y departamentales. Está en juego el futuro de nuestros municipios y de nuestro amado Cauca. Esperemos que por primera vez en la historia seamos más los votos a conciencia que los de la corrupción. Esperemos que juntos podamos luchar por mejorar nuestro departamento.
Amigo apolítico, no le des la espalda a tu municipio, no le des la espalda a tu departamento. Amigo apolítico, nosotros te necesitamos, solos no podemos. Y así como Rondón le respondió a Bolívar después del emblemático grito también puedan decir: “Es que yo no he votado todavía”.
Amigos apolíticos, su voto puede salvar nuestra amada Cauca no lo piense es el momento de marcar la diferencia.