Para elegir un buen Alcalde, hay que empezar por revisar su pasado, cosa que no es muy difícil, máxime si estamos buscando al gerente de una empresa tan importante para la comunidad, como su propia ciudad.
Debemos conocer su financiación, ya que las campañas millonarias generan desconfianza porque detrás de ellas hay aportantes a quienes el ahijado les deberá su eventual elección.
Se debe averiguar a quiénes representan, qué intereses políticos tienen y de qué sector político dependen.
Ojo y oído porque no son confiables los candidatos que sólo por aparecer en tiempos de elecciones, nadie ubica, referencia, conoce ni sabe de sus intenciones, aparecen de la nada, presentándose como candidatos, mientras la gente desconoce de dónde proceden, qué encarnan y qué buscan con su aparición.
Con esto, no queremos decir que la política esté vedada para nuevas figuras públicas o para los jóvenes, quienes pueden contar con escaso trabajo social, pero los candidatos se hacen creíbles y consecuentes por el desempeño en su vida pública.
Como quien dice; debemos buscar en los candidatos a nuestras alcaldías, aptitudes personales como la honradez la independencia, impecables hojas de vida, antecedentes, patrocinadores, acompañantes, valores éticos, honorabilidad, transparencia, programas que emprenderán como elegidos y ante todo sin rabo de paja porque sin duda, seremos todos, ustedes y nosotros, quienes sin contemplaciones y pase lo que pase, empezaremos a desenmascararlos, siguiendo al pie de la letra el significado “Que Soldado Advertido , No Muere en la Guerra”