Las operaciones de chantaje adelantadas desde las trincheras ocultas de la Revista Semana, donde han tenido cabida los más grandes beneficiarios de los presupuestos de publicidad oficial de todos los gobiernos, han maltratado el prestigio logrado por nuestras fuerzas militares, que durante medio siglo enfrentaron con valor y sacrificio a los grupos terroristas, hasta lograr los mejores resultados, bajo la política de ‘seguridad democrática’ que aplicara celosamente el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, durante su primer período.
Uribe le devolvió la seguridad a todos los colombianos, cuando madrugaba a visitar los cuarteles militares en su condición de comandante en jefe, a reclamar por los resultados de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, resultados que fueron eficaces, para volver a recorrer tranquilamente por las carreteras del país, sin el peligro de las llamadas ‘pescas milagrosas’.
En la antesala de los éxitos hubo oficiales del glorioso ejército de Colombia, como los Generales, excomandante de la Tercera División y la brigada en Nuestro departamento del Cauca que se pusieron al frente de las tropas para perseguir a los bandidos del ELN, del EPL y de las FARC, que asolaban su jurisdicción, hasta aniquilarlos y convertir al departamento de Santander en el territorio más seguro de Colombia.
La guerra de guerrillas, creada en Cuba a mediados de los años sesenta (60) para exportar su revolución cubana hacia los países de América, en cabeza de los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruiz, teniendo como acompañante al Che Guevara, produjo el contagio y la acción de levadura sobre comunidades estudiantiles que agitaban como bandera de lucha la exigencia al gobierno de Colombia para que les concediera la llamada ‘autonomía universitaria’, que hoy está presente en las instituciones académicas del Ministerio de Educación Nacional, con resultados muy poco exitosos como consecuencia de los excesos y los abusos que han cometido las representaciones estudiantiles en las universidades públicas.
La aparición de los ‘falsos positivos’, que enlodaron la imagen de las fuerzas militares en la lucha contra el terrorismo, le quebraron el espinazo a la ‘Política de Seguridad Democrática’, que con tanto éxito se había aplicado en Colombia durante el primer periodo constitucional del ex presidente Uribe.
En el segundo periodo y bajo la dirección del entonces ministro de defensa, Juan Manuel Santos Calderón, ocurriría el resquebrajamiento de la imagen del ejército, diríamos que, a partir de la liberación estratégica de personajes secuestrados por las FARC, como fueron los dos contratistas del gobierno norteamericano y como la ex candidata presidencial Ingrid Betancur, en una valiente operación que llenó de gloria a las instituciones militares pero que luego, habría de traernos muchos dolores de cabeza, por la exigencia de resultados en la política de tierra arrasada contra la guerrilla, que justificaba además, la creación de grupos paramilitares.
Decir estas verdades, para desatar el nudo gordiano de recientes acontecimientos en las filas del ejército nacional, totalmente dividido entre seguidores del General Mejía, que quieren seguir mandando al interior de las tropas y de los nuevos mandos militares, que le deben lealtad al gobierno del presidente Iván Duque, es el origen de una pugnacidad que ha degenerado en las chuzadas de líneas telefónicas, una especie de ‘watergate’ que la revista Semana ha venido adelantando, para ablandar al gobierno y exigirle contraprestaciones publicitarias, que fueron muy abundantes y generosas durante la administración anterior.
Miren la nómina de los columnistas que se han arropado con la sombra de la Revista Semana, dos de los cuales, Yamit Amat y Daniel Coronell, merecieron en el pasado gobierno del expresidente Juan Manuel Santos Calderón la asignación de un canal de televisión comercial en tiempo privilegiado, para fijar en este cambalache, del ‘yo te doy y tú me das’, el precio de su silencio frente al escándalo de los sobornos de la multinacional Brasilera Odebrecht, cuyos dineros malhabidos, producto de la codicia y de la concupiscencia del poder, permitieron la reelección de Santos y la derrota del ex candidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, a quien le robaron las elecciones
Lo que si es claro que esta guerra infame de algunos medios de comunicación manoseando el trabajo de aquellos que son los verdaderos afectados de los violentos, los cuales tienen nombre propio , nuestro ejército nacional y aquellas comunidades qe han luchado por lograr la anhelada paz que aún no existe